“Yo quiero trabajar –vivir y convivir- en empresas y organizaciones comprometidas de verdad, en empresas conscientes, que conectan con sus raíces, con su esencia, con su responsabilidad más profunda y radical; en empresas que ponen a las personas, a todas, en el eje de su contribución a una sociedad más auténtica, más humana y más sostenible. Y reivindico también la importancia de la estética, pero como reflejo de lo que somos y no al revés, como magnífico vehículo a través del cuál se manifiesta la ética. Porque en las empresas y la sociedad actual hay que restablecer el auténtico diálogo y los puentes entre lo bueno y lo bello”.
(Inspirado en un escrito de Nekane Navarro)
Quizás estas palabras son un buen reflejo del porqué y para qué nace beethik, aquí y ahora. Después de más de 15 años acompañando a las organizaciones para integrar en sus estrategias y en su gestión los criterios de la responsabilidad social y el desarrollo sostenible, las tres personas impulsoras de beethik, se han reencontrado y han decidido unir sus fuerzas y co-construir este nuevo camino juntos.
Un camino que apunta en la misma dirección que el andado hasta ahora, pero que quiere ahondar más en aquellas actitudes, reflexiones, emociones y decisiones que contribuyen a la verdadera transformación de nuestras empresas y organizaciones para conseguir que sean auténticos espacios de aportación de valor a la sociedad y donde poder desarrollarnos como profesionales y como personas en un contexto ético de diálogo, responsabilidad y confianza.
A través del modelo beethik, la propuesta es que cada organización puede ir construyendo su propia infraestructura ética para ir articulando con el tiempo sus herramientas, espacios y recursos que acaban conectando a todas las personas involucradas –internas y también externas- con los valores, las actitudes y las emociones necesarias para contribuir a una sociedad más sostenible, es decir, más equitativa en la distribución de la riqueza, más integradora y cohesionada socialmente, más eficiente y razonable en el uso de los recursos y más ética y responsable en la manera de relacionarse, convivir y gobernarse.
Más allá de disponer de un código de ética/de conducta o de un sistema de cumplimiento normativo, las empresas y organizaciones necesitan que los valores éticos se interioricen en los criterios de actuación que tienen como organización y en los comportamientos de todas sus personas y equipos. A ello contribuye el desarrollo de la mencionada infraestructura ética, es decir, los pilares que cada organización necesita para tener una constitución consistente, sólida y coherente que le permita abordar con éxito los retos y desafíos en todas sus áreas de responsabilidad: 1) en el mantenimiento del compromiso de las personas –por ejemplo, desarrollando el talento / liderazgo ético-, 2) asegurando la estabilidad y la gobernanza de la propia organización – por ejemplo: comité de ética, compliance, definición de valores, etc.-, 3) en las relaciones de adaptación al entorno y de diálogo con sus grupos de interés –metodologías para el diálogo con los GI-, 4) en las maneras de garantizar la consecución de resultados y de medir el impacto ético –con indicadores como, por ejemplo, el índice de coherencia percibida-, o 5) en cómo se garantiza que la ética está presente en los procesos de toma de decisiones –por ejemplo, implantando el método de deliberación beethik -.
En definitiva, el modelo es útil para las organizaciones que tienen la voluntad real de conectar con sus raíces y con sus responsabilidades para conformar su “carácter”, para fortalecer la confianza de su entorno y para construir, desde su propia esencia, organizaciones más auténticas, humanas y sostenibles. A estas organizaciones, beethik las quiere distinguir como organizaciones [radicalmente] responsables. Aquellas que integran la ética en todas sus actuaciones, decisiones y dimensiones, gestionando sus responsabilidades – a nivel interno y externo – de manera integral.
Las organizaciones [radicalmente] responsables … |
Son aquellas que conectan con sus raíces y que se dotan de una infraestructura ética para construir, desde su propia esencia, organizaciones más auténticas, humanas y sostenibles. |
… se dotan de una infraestructura ética: útil para ser coherentes … |
La concreción de una infraestructura ética nos ayuda a alcanzar el máximo nivel de coherencia entre “lo que decimos” [nuestros valores], “lo que hacemos” [nuestro comportamiento cotidiano] y “lo que sentimos” [en las relaciones con los otros]. |
… para construir su identidad, su “carácter” [ethos] … |
Un recurso necesario para asegurar la confianza radical de nuestros grupos de interés y para afrontar la resolución de nuestros retos de coordinación interna y, también, de adaptación a un entorno cada vez más plural, abierto y complejo. |
… como una nueva manera de entendernos con los otros y en el mundo … |
Antes de que la ética significara “ethos”, “carácter”, “forma de ser”, significaba el “lugar donde se habita”. Esta manera de experimentar la ética nos lleva a una nueva manera de entender la “responsabilidad”. |
*Fuente: www.beethik.com
Para avanzar con paso firme en el camino del desarrollo sostenible, nuestras organizaciones requieren mayores dosis de valentía para introducir más [radicalidad] en la gestión, identificando y concretando cada una sus propias responsabilidades e integrando la ética como atributo diferencial de su “carácter” como organización.