Hace más de cinco décadas que celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente, por algo será. Una fecha que nació para concienciar e invitar a los gobiernos, empresas y ciudadanos a reflexionar sobre la grave situación climática y medioambiental de nuestro planeta.
Las conciencias e invitaciones están muy bien y, por supuesto, son necesarias pero lo importante de este día es que sirve de preludio para proponer y poner en marcha acciones que ayuden a tener un mundo mejor en el que vivir. Porque eso hacemos, vivir cada día en un planeta que cada vez tiene menos espacio para sí mismo.
Las noticias nos muestran imágenes muy preocupantes a diario pero, al mismo tiempo, existe esperanza: el 63% de las empresas españolas ya han integrado en sus políticas, como en su actividad diaria, acciones capaces de contrarrestar el impacto medioambiental, a través de la medición de huella de carbono o la reducción de sus emisiones de CO2 a través del uso de energías renovables, según el estudio editado por la Red Española del Pacto Mundial y el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 de España.
Esas imágenes catastróficas (demasiado recurrentes) nos hacen conscientes del futuro que nos vaticina si no actuamos ya. El gran reto de la población mundial, para 2030, es mantener el calentamiento global por debajo de 1,5ºC, para lo cual debemos unir esfuerzos, porque solo así reduciremos a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero. De lo contrario, todos, sin distinción, estaremos expuestos a un aire 50% más contaminado que el que respiramos ahora. Nuestros océanos y sus ecosistemas se verán mucho más vulnerables, ya que se estima que los deshechos plásticos se triplicarán para el 2040. Una lista de consecuencias, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha venido informando y enfatizando durante años.
Así que, que cada 5 de junio sirva también para echar la vista atrás y poner en valor el compromiso de las compañías y su transformación hacia mecanismos de trabajo sostenibles. En esta línea, la ONU también anima y comparte cifras esperanzadoras: si el 67% de las emisiones de gases de efecto invernadero están asociadas a nuestros estilos de vida, los estudios muestran que un giro hacia comportamientos sostenibles reduciría nuestras emisiones entre un 40- 70 % para 2050.
Siguiendo estos buenos propósitos, en Nationale-Nederlanden estamos comprometidos en dejar un mejor planeta a las generaciones futuras. A través del Grupo NN, somos firmante del Acuerdo de París por el Clima de 2015 para limitar el calentamiento global y nos hemos trazado dos objetivos claros. Por un lado, eliminar las emisiones netas de carbono de la cartera de inversiones propia para 2050; y por otro, tener el 80% de los activos bajo gestión en productos ASG para 2023, objetivo del que estamos orgullosos de haber conseguido y superado este 2022.
Este nuevo estilo de vida que promulgamos va de la mano de nuestra transformación interna, en la que también nos hemos trazado objetivos, con el fin de integrar una cultura corporativa comprometida con el entorno. Es así, como nos preocupamos por reducir, reutilizar y reciclar el plástico de un solo uso en todas nuestras oficinas, eliminando los productos de plástico. Promovemos un consumo consciente de energía y agua. Nos abastecemos de energía 100% renovable. Facilitamos la separación de residuos. Promovemos el transporte en tren frente al avión y solicitamos a nuestros proveedores políticas de gestión ambiental.
Con estas medidas seguimos nutriendo nuestra visión de empresa sostenible, al mismo tiempo que sensibilizamos y concienciamos a nuestros empleados sobre los problemas ambientales. A cada una de las 500 personas que componen nuestro equipo las invitamos a replicar estas buenas prácticas en sus hogares. Como por ejemplo a través del reciclaje, un hábito que granito a granito va sumando y calando de modo que lo excepcional termine convirtiéndose en rutinario.
En este camino cada acción no solo suma, sino que incluso se multiplica. Un ejemplo de ello es nuestra colaboración con el proyecto solidario “Tapones para una Nueva Vida” de la Fundación SEUR, en el que hemos dejado nuestra huella recogiendo y reciclando tapones para facilitar tratamientos médicos a niños sin recursos, al mismo tiempo que cuidamos del medio ambiente.
Nuestras acciones de patrocinio también reflejan nuestro compromiso con la naturaleza y su impacto multiplicador. Somos patrocinadores de MadBlue, el evento de desarrollo sostenible e innovación más importante de Europa, así como de la primera edición de la carrera “Run for the Earth by Nationale-Nederlnden” cuyos beneficios han sido destinados a respaldar acciones de cuidado del medioambiente en torno al desarrollo sostenible a través de la fundación Piel de Atún.
También somos patrocinadores principales del Nationale-Nederlanden Plogging Tour, un circuito de carreras en diferentes ciudades españolas que, bajo el lema “Hagamos deporte por el planeta”, promueve la recogida de basura en entornos naturales mientras se practica deporte. Con la participación ciudadana y de 11 ayuntamientos españoles, en la primera edición hemos recolectado más de 23 500 kilos, y esperamos seguir sumando muchos kilos más de basura en la segunda edición que ya está en curso en Barcelona, A Coruña, Bilbao, Mallorca, Madrid y Málaga.
Con estas y muchas más iniciativas seguiremos cooperando para hacer de este planeta un mundo mejor. Es un momento de actuar, de priorizar nuestras acciones y de amplificar nuestro impacto. Recordemos: solo existe “Una sola Tierra” y juntos tenemos la labor de curarla y preservarla no solo para nosotros sino para todos los que vienen detrás.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día del Medio Ambiente