Tampoco encuentran mejor suerte quienes intentan pasar a nado, como pudimos ver el pasado 6 de febrero en Ceuta. Porque mientras los migrantes se saltan la valla, las autoridades se saltan la ley. Ésa es la realidad en la frontera: cuchillas que cortan la piel de quienes ascienden por las alambradas, materiales antidisturbios empleados contra nadadores exhaustos, devoluciones ilegales, las llamadas “en caliente”, que vulneran la Convención de Ginebra y la normativa europea y española de Extranjería y Asilo.
Desde la Comisión Española de Ayuda al refugiado (CEAR) lanzamos la campaña estohayquecortarlo.org para pedir el cese de la violación de derechos humanos en las fronteras de Ceuta y Melilla y la eliminación de la concertina, el símbolo más visible del racismo institucional. El objetivo es alcanzar 100.000 firmas, una por cada cuchilla que corona la concertina. Cada firma supone una cuchilla menos. Las firmas serán entregadas al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para pedir la retirada de la concertina y el cumplimiento de la legislación nacional e internacional. En CEAR no pararemos hasta conseguir que se corte con toda esa brutalidad. Y para conseguirlo, necesitamos tu ayuda.
Son muchas las caras más conocidas que ya se han sumado a la campaña: Mamen Mendizábal, Tristán Ulloa, Dani Macaco… Todas las manos suman, todas las firmas cuentan para acabar con la violación de los derechos humanos en la frontera de la vergüenza.
Porque en nuestras fronteras se ejerce la violencia física contra quienes intentan cruzarlas, utilizando material antidisturbios y métodos “disuasorios” como las concertinas. También se niega el auxilio a personas cuya vida peligra en el mar, se mueve la línea fronteriza de manera arbitraria y se producen devoluciones “en caliente” de los migrantes que consiguen llegar a nuestro territorio.
Estas prácticas no solo violan la legislación nacional e internacional (normativa española y europea de extranjería y asilo, Convenio Europeo de Derechos humanos, Convención de Ginebra…), sino que hieren a todas las personas que entienden que el control de las fronteras no puede anteponerse al respeto de los derechos humanos y al más básico sentido humanitario.
Firma por la defensa de los Derechos Humanos de las personas refugiadas, inmigrantes, apátridas y solicitantes de asilo. Porque la concertina no sólo rasga su piel, también hiere la nuestra.