En los últimos meses todos hemos hecho un esfuerzo extraordinario por ayudar a paliar los efectos que la pandemia ha ocasionado, poniendo un especial foco en enfermos, personal sanitarios y familias en situación de vulnerabilidad económica, tratando se asegurar en todos los casos que la tecnología les ayudaba a estar en contacto con lo que de verdad importa, con sus seres queridos, con la actividad escolar… Pero esta situación extraordinaria, desgraciadamente, no ha eliminado el resto de problemas del mundo que, persisten. El efecto COVID en los campos de refugiados está siendo devastador: falta de alimentos, falta de medicinas, el confinamiento en situaciones precarias hace que sea muy difícil imaginar un día en la vida de esas personas.
En medio de esta situación, el mundo sigue siendo testigo del mayor número de desplazamientos de los que se tienen constancia. Una cantidad sin precedentes de personas en todo el mundo (70,8 millones), se han visto obligadas a abandonar sus hogares a causa del conflicto y la persecución. Entre ellas, hay casi 30 millones de refugiados, de los cuales más de la mitad son menores de 18 años.
Estas son las cifras que podemos encontrar en la portada de la página de Naciones Unidas destinada a los refugiados, la agencia de la ONU que ayuda a estos refugiados es ACNUR y uno de los mejores partners para acometer proyectos de esta envergadura, como los que apoya Jazztel relacionados con la Educación en Ruanda, un lugar donde cientos de niños asisten a clase bajo los árboles.
El Gobierno de Ruanda ha mantenido generosamente fronteras abiertas a los refugiados procedentes de Burundi y se ha asegurado que tengan acceso al derecho al trabajo. Además de integrarse progresivamente en las comunidades de acogida, en los sistemas nacionales de salud y educación, así como en sus planes nacionales de desarrollo. Pero, aun así, la situación de las personas refugiadas burundesas es dramática: actualmente es la menos financiada de cualquier situación a nivel mundial.
ACNUR nos destacó la importancia del acceso a la Educación, ya que más del 51% de la población refugiada son niños y la realidad es que éstos tienen 5 veces más de probabilidades de no ir a la escuela que el resto. El objetivo del proyecto Jazztel: “Educación en Ruanda”, es apoyar la integración tanto de los refugiados como de los estudiantes de Ruanda bajo el techo de las mismas aulas.
Con la donación que realizamos se ha trabajado en construir y equipar aulas nuevas (escritorios, sillas y bancos). También era muy importante para nosotros apoyar a los niños con discapacidad, ya que esta es una de las principales líneas de actuación en España, ayudar a los colectivos que lo tienen más difícil. Por último, era importante invertir en maestros que son los héroes desconocidos de la sociedad.
La educación es clave para salir de la pobreza, para ayudar a los futuros jóvenes a encontrar nuevos caminos que les permita salir del circulo vicioso al que la vida les ha llevado. Las nuevas estadísticas de la UNESCO demuestran que la educación transforma el desarrollo de los pueblos, y que se puede revertir la pobreza con la educación. Lo que eres depende de dónde naces: como empresa socialmente responsable es nuestra responsabilidad el hacer que esa triste realidad vaya desapareciendo.
Durante el año 2019, los empleados apoyaron a ACNUR y a este proyecto con su voto porque es una ONG que lleva desde 1950 actuando con gran transparencia, expertos en acudir allí donde salta una emergencia. Se destinó el 100% de las donaciones realizadas a “Educación en Ruanda” y Jazztel como compañía también se marcó el reto de apostar por ello, con el compromiso de realizar una importante donación gracias al apoyo de todos los clientes que se dieron de alta en alguno de sus productos.
Un proyecto con gran impacto social, una satisfacción y orgullo de pertenencia para los empleados y una acción que ha permitido a la compañía acelerar su responsabilidad social corporativa. Todos unidos con un fin común: ayudar a niños que tiene una vida mucho más complicada de lo que podemos imaginar, y que han nacido en un entorno de guerra del que quieren salir para soñar con un mañana mejor.