‘Responsabilidad compartida’. Así es como define la RAE el término “corresponsabilidad”, un concepto del que debemos extraer no solo su significado: hoy, quizás con más razón que nunca, estamos aprendiendo que es la única vía posible para hacer superar los retos a los que nos enfrentamos como sociedad.
A pesar de encontrarnos ante una situación excepcional, estamos dando claras muestras de que la española es una sociedad corresponsable. Y es que, cuando se trata de estar unidos por un fin que nos atañe a todos, somos un gran ejemplo de cooperación, de compromiso y solidaridad. Hoy, en el Día Mundial del Medioambiente, no quiero dejar pasar por alto que, el cuidado del nuestro entorno es uno de las grandes metas que todos, sin excepción, debemos fijarnos.
Sin duda, en la sociedad española existe un sentimiento de responsabilidad compartida para con el medioambiente que se da en todos los niveles y que ya no tiene marcha atrás. Muestra de ello es que 37 millones de ciudadanos -4 millones más que hace cinco años- confían en el reciclaje como herramienta con la que contribuir a hacer frente al cambio climático, consolidándose como el hábito ambiental más extendido entre los hogares españoles. Y, aunque no podemos quedarnos solo en el reciclaje -debemos apoyarnos en un consumo y producción responsables- no hay que obviar que, con él, el ecologismo doméstico está entrando en nuestras casas.
Pero detrás de este crecimiento constante en el compromiso con el reciclaje que nos hace alcanzar nuevas metas – en 2019 llenamos los contenedores amarillos y azules un 8% más– se encuentra un gran trabajo de corresponsabilidad realizado por todos los agentes implicados en el modelo de colaboración público-privada coordinado por Ecoembes. Un modelo que propone soluciones inclusivas, que no deja a nadie fuera: ciudadanos, administraciones, empresas y organizaciones de la sociedad civil, cada uno, desde su ámbito de responsabilidad, están consiguiendo que avancemos con paso firme hacia un modelo de economía circular en el que el ‘usar y tirar’ no tiene cabida.
Así, el esfuerzo realizado por los ciudadanos, separando sus envases para que sean reciclados, sería en balde de no ser por lo más de 8.100 ayuntamientos, que garantizan el servicio de recogida, traslado y correcto tratamiento de los mismos. Y, a su vez, este servicio esencial no podría realizarse sin las 12.500 empresas que forman parte de Ecoembes, las cuales financian los costes de esta actividad a través del Punto Verde presente en los envases, que indica que cumplen con su responsabilidad legal de hacerse cargo de los envases que ponen en el mercado.
De esta forma, el ciclo del reciclaje se presenta como una maquinaria perfectamente engranada en la que, gracias a la corresponsabilidad aplicada por cada uno de nosotros, el pasado año conseguimos reciclar 1,5 millones de toneladas de envases. De esta forma, hicimos posible que la materia prima utilizada en la fabricación de los envases regresara al ciclo productivo, evitando extraer unos recursos naturales muy necesarios precisamente ahora que ya hemos sobrepasado los límites físicos del planeta previstos para todo 2020.
No cabe duda de que estos resultados son fruto de la colaboración y del compromiso de toda la sociedad. Algo que, en gran parte, ha venido dado por un ejercicio de escucha activa y de diálogo realizado por administraciones, empresas y organizaciones que, lejos de quedarse parados, han sabido adaptarse –y, sobre todo, dar respuesta- a las reclamaciones de una ciudadanía cada vez más circular. En este sentido, las instituciones de nuestro país también están ejerciendo su corresponsabilidad a nivel legislativo, dando pasos para adecuar la normativa española al marco europeo en materia de residuos y economía circular; contribuyendo de este modo a consolidar una sociedad más comprometida y educada en los valores de respeto y cuidado al medioambiente.
Así, en Ecoembes confiamos en la suma de voluntades y en la creación de alianzas como la fórmula más eficaz para poder lograr los objetivos ambientales que nos propongamos, una fórmula en la que también se apoya la Agenda 2030 de Naciones Unidas, estableciendo un Objetivo de Desarrollo Sostenible para las alianzas, el ODS17.
Ahora no podemos parar. Ha llegado el momento de dejar atrás el modelo caduco del crecimiento basado en el despilfarro, el hiperconsumo y la sobreproducción y avanzar hacia uno que ponga al medioambiente en el centro. Es el único camino viable para el futuro del planeta. Y estoy convencida de que juntos podremos llegar.