Toda gran empresa tiene la responsabilidad de aportar a la sociedad algo más que sus productos o servicios. En el caso de Coca-Cola, la gente espera de nosotros mucho más que nuestras bebidas. Espera un valor añadido que contribuya a construir un mundo más sostenible, ético e inclusivo. En Coca-Cola hace tiempo que dimos un paso adelante y pasamos del compromiso a la acción. De hecho, cualquier compañía que quiera liderar el mercado, debe liderar también el compromiso social, algo que no solo es justo éticamente, sino que contribuye positivamente al desarrollo de la compañía: las empresas con empleados más comprometidos socialmente son más creativas, más eficientes. Son mejores.
Una de las cosas que más me enorgullecen de formar parte de Coca-Cola es que son los propios empleados los que nos exigen no solo que pasemos a la acción, sino que les dejemos ser parte de ella. Nos piden que les facilitemos oportunidades para que puedan poner su granito de arena. Una demanda que va en aumento generación tras generación y que, según un estudio presentado por el Instituto de Empresa y nuestro socio embotellador, Coca-Cola European Partners (CCEP), ha hecho de la Responsabilidad Corporativa una de las claves en la atracción de talento millenial. Las nuevas generaciones exigen ser una parte activa dentro de un gran proyecto que marque la diferencia y está en nuestro mano ofrecerles las herramientas para ello.
Por este motivo, en Coca-Cola hemos puesto en marcha I love voluntariado, una iniciativa enmarcada dentro de nuestro programa Ambassador, un plan común con CCEP que busca afianzar el compromiso de nuestros empleados con nuestros proyectos de sostenibilidad y la sociedad donde operamos. Con I love voluntariado, Coca-Cola ofrece a sus empleados la oportunidad de embarcarse en causas benéficas en las que consideren que pueden generar un cambio positivo en la comunidad. Actividades que van desde el alcance local, como un Litterathlón de recogida de basura durante nuestra Semana de la Sostenibilidad enmarcada en el Día Mundial del Medio Ambiente, a iniciativas de mayor alcance como el plan de limpieza de entornos acuáticos Mares Circulares o la plataforma GIRA, que promueve la capacitación profesional de mujeres y jóvenes.
Además de estas iniciativas internas de Coca-Cola, alineadas con nuestra estrategia Avanzamos de sostenibilidad y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, nuestros empleados pueden implicarse en causas externas. Porque lo que busca I love voluntariado no es otra cosa que despertar el voluntario que llevamos dentro y ofrecerle herramientas para que se ponga en marcha. Coca-Cola garantiza dos días al año de trabajo remunerado para poder dedicar a actividades benéficas. Una motivación que ha calado en la plantilla y se ha traducido en una enorme implicación: solo en 2019 se han realizado ya 644 horas de voluntariado.
El compromiso social forma parte del ADN de Coca-Cola. Un compromiso de futuro que este año nos llevará a ampliar el abanico de causas benéficas, con el objetivo de seguir motivando e implicando cada día a más personas. Porque esto va más allá de nosotros o de una acción concreta, va de que nuestros empleados encuentren una causa con la que se identifiquen y puedan hacerla suya para siempre.