El capitalismo tradicional es un sistema económico, y por ende social, basado en la importancia del capital como generador de riqueza. Con esta premisa, lo que importa en este modelo productivo es la maximización de beneficios, sin importar el daño directo o colateral que se produce al buscar esta maximización de rentabilidad.
En las últimas décadas las empresas han pasado de ser proyectos que ofrecían soluciones que necesitaba la sociedad a convertirse en organizaciones centradas exclusivamente en conseguir beneficio económico, sin importar el daño que podían causar a la sociedad o al medioambiente a través de su actividad.
Hay una falta de compromiso de las empresas con lo realmente importante: la sociedad y el medioambiente.
¿Es responsabilidad únicamente de las empresas? No.
La sociedad concibe el éxito únicamente como un incremento económico y esto provoca injusticia y brechas sociales, además de un consumo insoportable de los recursos naturales.
Desde UnLimited Spain buscamos cambiar el concepto de éxito empresarial y proponemos un capitalismo consciente y sostenible en el que las empresas, además de ser rentables económicamente, implementan estrategias alineadas a su negocio que generen triple impacto positivo, contribuyendo al bienestar social y a la preservación del medioambiente.
Debemos desaprender las premisas del capitalismo actual. La crisis de la COVID-19 es nuestra oportunidad para cambiar y desafiar el sistema establecido. Se ha demostrado que el modelo no funciona y debemos redefinir a la empresa en un nuevo mercado.
Nada en la naturaleza crece indefinidamente, pero pretendemos que sí lo haga la economía, en un planeta de recursos limitados.
Es nuestra responsabilidad generar beneficio económico con modelos de negocio que resuelvan los grandes retos de la humanidad.
Los líderes de las grandes organizaciones deben desprenderse del ego, dejar de ser la empresa número 1 en rentabilidad económica para convertir su organización en el número 1 en impacto. Nuestro objetivo está mal fijado y debemos modificarlo. Debemos generar valor real para todos los grupos de interés y no centrarnos solo en la maximización de los beneficios mientras nos cargamos a la humanidad y al planeta.
¿Es esto una utopía? No.
Creo firmemente que las organizaciones que no generen impacto positivo van a desaparecer en los próximos años. Y no estoy solo.
En las jornadas que se llevaron a cabo durante NESI Global Forum 202, el Foro de Nueva Economía e Innovación Social, el pasado mes de mayo y en las que participaron diferentes líderes en la transformación de la economía desde el punto de vista de sostenibilidad y la innovación social, pudimos comprobar que hay esperanza. Estas ideas van más allá de una tendencia pasajera.
Ya hay ejemplos de grandes organizaciones y startups que están incorporando la generación de impacto positivo a sus modelos de negocio con buenos resultados. Es posible generar un triple impacto: social, medioambiental y económico.
Porque sin duda, las empresas deben ser rentables económicamente para sobrevivir y ser sostenibles en el tiempo. Pero ese no puede ser su único objetivo.
Apoyándome en la afirmación budista, “todo lo que pasa conviene”, saquemos aprendizajes de esta cruel crisis en la que estamos inmersos e intentemos hacer una profunda reflexión sobre nuestro futuro.
Diseñemos buenas empresas para el planeta. Cambiemos las empresas para cambiar el mundo.