La felicidad no se encuentra en una vida cómoda y libre de dificultades. Eso podría llamarse bienestar pero paradójicamente a largo plazo conduce a la desidia y desmotivación. Los jóvenes de hoy son la generación más preparada de las últimas décadas y en un alto porcentaje no se consideran felices, acusan soledad, cansancio de vivir y no toleran el fracaso. Fácilmente caen en la frustración que les lleva al desencanto, a la falta de ilusión y al vacío existencial. La Organización Mundial de la Salud prevé que la depresión será la enfermedad del siglo XXI y parece ser que cuanto mayor es el nivel material que alcanzamos, estamos más predispuestos a sufrir depresión.
Con frecuencia, estos estados emocionales, son producto de reacciones psicológicas desadaptativas ante los problemas que la vida nos presenta y no sabemos aceptar. Debemos considerar que las contrariedades llegan por sorpresa, y nos sacuden e impactan provocando cambios obligados en nuestra trama biográfica. Si los acontecimientos fueran positivos, aceptaríamos de buen grado el suceso, como quien encaja la pieza que falta en el puzzle de su vida. Pero si lo que ocurre es negativo, fácilmente llega el desconcierto de la frustración al no saber aceptar la adversidad que nos visita con distintas caras. En esas circunstancias, vemos como algunas personas son capaces de crecerse mientras otras se amargan y sucumben. Esa capacidad se llama Resiliencia, y el problema no está tanto en el suceso traumático como en el modo de afrontarlo, es decir, en saber dar una respuesta madura.
La vida no es una travesía fácil y todos debemos prepararnos para vivir sin miedo a los reveses que puedan llegar. Entre otros, debemos saber afrontar la muerte de seres queridos, la enfermedad, el dolor, el fracaso… nada de esto nos es ajeno, ni es algo que podemos evitar. Llegará, antes o después, y sin pedir permiso llama a la puerta. Penetran con la autoridad de quien se impone y hay que saber aceptar aquello que no se puede cambiar. Ese es el secreto para vivir una vida plena.
Todos, siendo frágiles, podemos desarrollar resiliencia ante las adversidades y mantener el equilibrio emocional frente al estrés a la hora de afrontar desafíos y retos, por este motivo, los profesionales de la salud mental, vemos que aquí radica un gran recurso que aporta grandes beneficios.
Desde hace cinco años, el Instituto Español de Resiliencia hace entrega del Premio Resiliencia con el objetivo de otorgar un reconocimiento a aquellas personas que son modelo por su comportamiento, espíritu de lucha, sacrificio y perseverancia junto a la capacidad de superación para sobreponerse ante la adversidad y ser mejores personas.
Los 14 y 15 de noviembre el IER convocó en Madrid, el I Congreso Nacional de Resiliencia, con el fin de reunir a profesiones de distintas áreas de Neurociencia que aportarán su enfoque científico y conceptual sobre esta materia. En este marco se entregó el 14 de noviembre de 2019 a las 17:30h en la sede de la Fundación Areces (Calle Vitruvio, 5, 28006 Madrid) el Premio Resiliencia en su V Edición, que cuenta con seis categorías: Deporte, Educación, Empresa, Sociedad, Salud y Comunicación, ya que consideramos que la Resiliencia es una competencia transversal en todos los ámbitos de la sociedad.
Las candidaturas fueron evaluadas por un Jurado multidisciplinar que los avala como merecedores del Premio y cuyos testimonios compartirán con los asistentes al Congreso. En ediciones anteriores, fueron premiados el tenista Rafael Nadal, el campeón del mundo de patinaje artístico sobre hielo, Javier Fernández y el colectivo de Deportistas Paralímpicos, entre otros. Cada uno de los premiados son un modelo a seguir como ejemplo de voluntad y transformación desde el esfuerzo, logrando expresar lo mejor del ser humano.
La actitud es el factor multiplicador que marca la diferencia, y esta podemos desarrollarla todos. Con dicha intención quiero mencionar tres libros que he presentado: “Levantarse y luchar”, “Mis Raíces. Familia, Motor de Resiliencia” y “Tú también puedes: la Resiliencia se aprende”, este último libro digital con testimonios de deportistas premiados en ediciones anteriores, se puede descargar desde la página web del IER.
Resiliente no es el que nunca cae, sino el que sabe utilizar sus recursos para levantarse siempre de cualquier adversidad, y aprende a transformar la fragilidad en virtud.
El Congreso también cuenta con una modalidad online donde estarán disponibles en nuestra web: http://resiliencia-ier.es/ las ponencias en forma de vídeos, las comunicaciones y proyectos resilientes, permitiendo participar a cualquier congresista interesado que no pueda desplazarse hasta la ciudad de Madrid.