Los tiempos cambian; no vivimos ni trabajamos de la misma manera en la que lo hacíamos hace 10 ó 20 años, ni tampoco en los últimos dos. De hecho, la pandemia ha puesto de manifiesto como nada es permanente: las personas hemos demostrado nuestra capacidad de adaptación y cómo somos resilientes por naturaleza. Sorprendentemente para muchos, las empresas también.
La conciliación es un aspecto esencial para el equilibrio de las personas, directamente relacionado con las empresas; y estos dos últimos años los cambios en nuestra forma de vivir y trabajar ha tenido que adaptarse radicalmente a la situación. Sin embargo, este equilibrio entre vida persona y laboral no ha nacido a raíz de la pandemia.
Sí que es cierto que los modelos de conciliación desarrollados por las compañías seguían una evolución tímida, con desconfianza por los resultados que se podrían obtener en el trabajo. Ahora, queda demostrado que un colaborador feliz, con un buen equilibrio entre su vida personal y profesional es hasta un 13% más productivo, según un estudio de la Escuela de Negocios Saïd de la Universidad de Oxford.
Yo quiero emplead@s felices, yo quiero compañer@s felices y cualquier empresa quiere también proveedores y clientes felices. Es un círculo en el que los departamentos de Recursos Humanos tenemos mucho que aportar. Debemos diseñar estrategias que mejoren la calidad del empleo, garantizando políticas compatibles con las distintas generaciones que ahora mismo conviven y trabajan juntas.
En Allianz Partners queremos ser ejemplo para otras compañías, estamos comprometidos con ser un lugar en que nuestros colaboradores se sientan valorados.
Hemos implementado medidas conciliadoras que van dirigidas al cuidado de la familia, tales como: concesión de excedencias para cuidado de hijos/familiar con reserva del puesto de trabajo, Plan trabajo-vida con múltiples servicios (psicólogo, asesoría legal…) para toda la unidad familiar, reducciones de jornada hasta los 14 años, permisos retribuidos, días sin cole, y flexibilidad horaria.
Nuestras iniciativas y proyectos nos han permitido obtener el nivel B del certificado EFR (Empresa Familiarmente Responsable), otorgado por la Fundación MásFamilia, y además, el EDGE MOVE, segundo nivel de la certificación Economic Dividends for Gender Equality, que suponen un orgullo, pero también un reto. Esta certificación evalúa el grado de implicación de las organizaciones en términos de igualdad de género, pago equitativo, efectividad de las políticas, prácticas de Igualdad y cultura inclusiva. Valores que nos definen y en los que estamos muy enfocados entendiendo que de esto depende en gran parte la felicidad de nuestros empleados.
Todavía hay camino que recorrer en materia de igualdad
Aunque hemos avanzado en temas de igualdad, no podemos pensar que está todo hecho. Desde mi experiencia como mujer y trabajadora desde hace más de 20 años, puedo decir que siguen existiendo diferencias salariales y de oportunidades en algunos sectores y compañías. Las empresas deben ser garantes de la igualdad en sus entornos, pero la responsabilidad no es solo suya: también está en nuestras manos seguir avanzando en este tema. Para que la sociedad evolucione tenemos que hacerlo nosotros como individuos.
Decir que creemos en la igualdad no es suficiente, debemos trabajar para que sea una realidad, los hechos dicen más que las palabras, y es algo de lo que he sido testigo en Allianz Partners, donde creemos que las habilidades y las necesidades de las personas no están condicionadas por su sexo.
Creo en la meritocracia y en que una persona debe ser valorada por sus capacidades. Estoy orgullosa de ser parte de una compañía con la que comparto estos valores.
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