En Open Value Foundation creemos que, para generar desarrollo económico en los países más pobres, una de las herramientas clave es aquella que ha generado también el crecimiento económico de los países más ricos: la inversión.
Es un hecho que las inversiones financieras mueven la economía del mundo y, si se les dota de propósito, pueden ser una forma poderosísima de generar un profundo cambio en la economía, que sirva a las personas y al planeta. Esto es lo que nosotros entendemos por inversión de impacto, un modelo que aúna el requisito de obtención de rentabilidad de la inversión financiera tradicional, con la exigencia de generar un impacto positivo y medible en la sociedad y/o el medioambiente.
Sobre esta creencia se ha construido la estrategia de la fundación, que busca impulsar y divulgar la inversión de impacto como una herramienta para mejorar la vida de las personas más desfavorecidas, es decir, para fomentar el crecimiento inclusivo.
Para ello, contamos con dos líneas de acción: “Abrir Oportunidades” y “Abrir Mentes”. La primera apoya y financia proyectos que facilitan la igualdad de oportunidades tanto en países en vías de desarrollo como en España a través de la combinación de herramientas de filantropía tradicional con la inversión de impacto. La segunda busca fortalecer el ecosistema de impacto creando espacios que fomentan las alianzas y la colaboración, promoviendo la investigación y formación sobre filantropía consciente, inversión, medición y gestión de impacto como vía innovadora para solucionar los problemas de la pobreza.
En este sentido, pretendemos contribuir a que las empresas en nuestro país incorporen la inversión de impacto y el ‘venture philanthropy’ en su propuesta de valor. Estamos convencidos de las inversiones de impacto son transformadoras, que mejoran el modelo productivo de las empresas uniendo los criterios de eficiencia, sostenibilidad y prosperidad con el añadido valor de la igualdad de oportunidades, la diversidad, el respeto, la tolerancia, etc… No se trata solo una filosofía, sino que es una forma real de poner a las empresas al servicio de las personas y el planeta, promoviendo un crecimiento inclusivo.
Hace unos años pocos eran los que confiaban en esta forma de hacer las cosas. Sin embargo, en los últimos años, para muchos actores económicos, ha habido un antes y un después, un punto de inflexión que les ha llevado a revisar su propósito y su forma de actuar. Hoy cada vez son más las empresas que vinculan su propósito y su propuesta de valor al impacto social y medioambiental que generan y cada día hay más organizaciones que dan un paso al frente para convertirse en parte de la solución de los grandes retos a los que nos enfrentamos.
Esto ha sido muy visible en los últimos meses, en los que, a raíz de la pandemia, hemos sido testigos de como multitud de empresas han elegido sumar, luchando por mantener el empleo o contribuyendo en temas como la compra y envío de material sanitario, cuestiones que a priori se alejaban de su propuesta de valor inicial. Sin embargo, esta transformación va más allá de la respuesta a la pandemia. La estrategia y las prioridades de actuación de muchas organizaciones están cambiando, en gran parte motivadas por la preocupación de sus públicos de interés, ya sean inversores, consumidores o trabajadores, que demandan a la empresa un comportamiento íntegro y coherente, que tenga en cuenta y vele por la prosperidad de las personas y el planeta. Prueba de ello es el creciente interés de la Alta Dirección en incluir los criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo) en sus estrategias de negocio.
En esta línea, desde Open Value Foundation, entendemos que el crecimiento inclusivo consiste en aprovechar el potencial económico en marcha para crear oportunidades y generar riqueza y prosperidad para todos, sin dejar a nadie atrás. Creemos que los cambios reales se producen de dentro hacia fuera, no de arriba abajo ni de abajo arriba, y que ahora es el momento idóneo para impulsar grandes cambios sistémicos. La pandemia no nos ha dejado a ninguno indiferente, nos ha tocado en el fondo. Si salimos de esta crisis algo más sensibles, algo más solidarios, será, inevitablemente, para avanzar hacia un modelo de crecimiento más inclusivo.
Para nuestra organización es de vital importancia formar parte del Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo porque con su iniciativa de promover un distintivo que reconoce y certifica el compromiso de las empresas por el crecimiento inclusivo, estamos contribuyendo a que más empresas se sumen en la misión de actuar como agentes de cambio social y reiniciar nuestro sistema económico. Y todo ello con un propósito claro: crear prosperidad y bienestar compartido en un planeta saludable, invirtiendo en iniciativas de impacto social y considerando a todos los públicos de interés, desde dentro hacia afuera.