Cada año, el 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático. Me gusta considerarlo un recordatorio de todo el camino que han recorrido las empresas en materia de sostenibilidad y de todo lo que aún queda por hacer.
Desde hace unos años en el mundo empresarial, la sostenibilidad ha dejado de ser una moda y se ha convertido en una necesidad imperiosa. De hecho, la creciente presión para abordar los problemas ambientales ha hecho que las empresas se detengan a repensar sus estrategias y operaciones. Un cambio trascendental que obedece a un aumento de la conciencia social de los consumidores e impulsado por un marco regulatorio cada vez más estricto, especialmente el europeo.
De hecho, el informe The Global Sustainability Study” de Simon-Kucher & Partners destaca que el 85% de los consumidores a nivel mundial han cambiado su comportamiento de compra hacia la sostenibilidad en los últimos cinco años. Y más de un 34% está dispuesto a pagar significativamente más por productos sostenibles.
La tecnología, aliada de la sostenibilidad
Para una transición hacia la sostenibilidad la tecnología es clave. Las empresas deben apostar por soluciones que permitan supervisar y gestionar su impacto ambiental. Este el caso de las green tech y de los softwares avanzados para controlar las emisiones de CO2, gestionar residuos, optimizar el uso de recursos naturales. Además, es imprescindible para dar respuesta a las necesidades que conllevan las regulaciones europeas.
La digitalización no solo permite cumplir con las normativas, sino que aporta transparencia e impulsa la trazabilidad tanto en las cadenas de suministro como en las cadenas de valor. También ayuda a estar en una constante evaluación, buscando áreas de mejora que permitan apostar por prácticas más sostenibles con una visión más holística. Además, con el uso de tecnologías innovadoras como la IA y la analítica se identificarán patrones, que permitirán predecir impactos futuros. Es decir, potencia la toma de decisiones informadas.
La sostenibilidad es sinónimo de colaboración
La sostenibilidad es fruto de la colaboración, ya que requiere la cohesión y colaboración de múltiples actores del ecosistema empresarial. Compañías, gobiernos y el Tercer Sector deberán tejer alianzas para poder hacer frente de una forma eficaz a los desafíos de la sostenibilidad. Estas acciones conjuntas permiten compartir conocimientos, recursos y mejores prácticas, siendo una colaboración win-win.
Un ejemplo claro de esta colaboración es la creación de consorcios y plataformas que reúnen a diferentes actores para trabajar en soluciones comunes. Estos ecosistemas facilitan la innovación y la implementación de proyectos sostenibles a gran escala. Además, fomentan un sentido de responsabilidad compartida y compromiso hacia objetivos comunes, lo que amplifica el impacto de las iniciativas individuales.
Las normativas, oportunidad y brújulas para alcanzar la sostenibilidad
En los últimos años la Unión Europea ha desarrollado directivas como la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) y la Regulación de Deforestación (EUDR), o la Directiva sobre Diligencia Debida en Sostenibilidad (CSDDD),cuyo objetivo es que las empresas sean más sostenibles. Determinan claramente requisitos para la transparencia y para el reporte de su impacto, tanto social como ambiental.
Estas regulaciones no deben verse como una imposición ni un problema, sino como una oportunidad real para que las empresas sean más sostenibles. Las directivas actúan como brújulas mostrando el camino a seguir. Camino que les permitirá impulsar la transparencia, reforzar su relación con un consumidor cada vez más exigente y rendir cuentas a los inversores.
Por otro lado, cabe destacar que la adopción de prácticas sostenibles también tiene un impacto positivo en la viabilidad económica de las empresas, favoreciendo la eficiencia operativa y la reducción de costes. McKinsey en su estudio Profiting from Green Consumers destaca que las empresas con prácticas sostenibles atraen a los nuevos consumidores concienciados con la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente, aumentan la lealtad de la marca y obtienen ventajas competitivas.
En resumen, la tecnología, la regulación y la colaboración conjunta del sector público y privado son críticos para transformar a las empresas y que sigan la senda de la sostenibilidad. Aquellas que apuestan por este camino no solo cumplen con la ley, sino que se posicionan como líderes en un mercado cada vez más exigente con los criterios ESG. La sostenibilidad, hoy más que nunca, debe entenderse como una oportunidad para ser más responsables. Solo así seremos capaces de crear un futuro mejor, más justo para todos.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional contra el Cambio Climático.