Cada 8 de marzo, el mundo se detiene por un momento para reflexionar sobre el camino recorrido en la lucha por los derechos de las mujeres y las niñas. Este año, bajo el lema «Para TODAS las mujeres y niñas: Derechos. Igualdad. Empoderamiento», recordamos que el progreso en materia de igualdad no es un privilegio para unas pocas, sino un derecho universal que aún necesita consolidarse en muchas partes del mundo, incluida España.
Haciendo más zoom en la ‘celebración’ del día, me ha parecido especialmente acertado el eslogan de este año con referencia explícita al empoderamiento de la próxima generación: jóvenes y niñas adolescentes que serán las protagonistas de cambios duraderos, rompiendo los ciclos de la desigualdad. Ejemplos como Malala Yousafzai, Greta Thunberg y muchas otras que trabajan en diversas áreas, demuestran que la juventud puede generar cambios significativos. Son estas nuevas generaciones quienes, con su voz, su creatividad y su determinación, están redefiniendo el futuro, desafiando estereotipos y abriendo caminos en todos los ámbitos de la sociedad. Su educación, liderazgo y participación en la toma de decisiones son claves para construir un mundo más justo e inclusivo.
Pero no basta con celebrar su potencial; es urgente garantizarles oportunidades reales para que puedan transformar la realidad y consolidar una sociedad donde la equidad no sea una aspiración, sino una garantía.
La igualdad se construye cada día
A nivel personal y empresarial, considero que es importante que, en la medida de lo posible, cada persona promueva la igualdad de oportunidades en acciones concretas que puedan reflejarse en distintos ámbitos de la vida. Impulsar la igualdad implica reflexionar sobre prácticas injustas o mejorables en el trabajo, en la familia, en la educación o en la sociedad. Desde compartir responsabilidades hasta ofrecer oportunidades y desarrollo profesional equitativo, cada gesto cuenta. No es un desafío específico de un país, un género o un grupo, si no un reto global que requiere un compromiso de todas las personas, sin importar su posición o profesión.
La igualdad no es únicamente una declaración de principios, es una realidad que aplicar en acciones concretas. Desde mi visión de Culture & Talent Manager de Solarig, creo que es fundamental contar con un Plan de Igualdad como el que hemos diseñado en cada uno de los países donde operamos, incluso cuando la legislación no lo exige. Hemos implementado acciones como el proceso de Escucha Activa, que aborda la seguridad y la salud de la mujer de manera específica, así como distintos acuerdos con proveedores externos de selección, que aseguran una representación equitativa en los procesos de contratación. Además, colaboramos con entidades como la Fundación ASTI y AEMENER (Asociación de Mujeres en la Energía) para impulsar la participación femenina en STEM.
Nuestro compromiso como compañía se refleja en logros como la certificación Target Gender Equality del Pacto Mundial y la conmemoración de fechas clave para la visibilización de la mujer en el sector. También extendemos nuestro Protocolo de Acoso a todos los países donde operamos y realizamos jornadas de concienciación sobre la violencia doméstica.
El impacto que hemos conseguido creo que es tangible: en los últimos dos años, la contratación de mujeres en puestos de oficina ha crecido un +31,48% a nivel global. Y no solo en el área de oficinas, también en las plantas, un espacio de trabajo que históricamente ha sido ocupado mayoritariamente por hombres. Además, nuestro reciente reconocimiento como Great Place to Work destaca que el 98% de nuestra plantilla percibe un trato justo, sin importar su condición racial o sexual.
Mujeres en posiciones estratégicas: una cuestión de justicia social y progreso
El liderazgo femenino no es solo una cuestión de equidad, sino de desarrollo social. Este año, la 4º Conferencia Mundial de Pekín conmemora su 30 aniversario, círculo en el que se definió el concepto de “empoderamiento”. En torno a él, se han consolidado cinco decenios de avances jurídicos dirigidos a garantizar la igualdad de los hombres y las mujeres y que, a día de hoy, sigue siendo un pilar fundamental para garantizar la equidad entre géneros. El término empoderamiento hace referencia al aumento de participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder. Considero que las mujeres ocupen espacios de toma de decisión no es un simple capricho ni una ratio que cumplimentar, sino una necesidad para construir sociedades más justas y eficientes.
En Solarig, como no podría ser de otra manera, estamos avanzando en ese sentido, con un 40% de mujeres en puestos de dirección de países y 36% en posiciones directivas de oficina. Queda camino por recorrer, especialmente en áreas técnicas y de ingeniería, donde la brecha de género sigue siendo profunda, pero estoy segura de que conseguiremos alcanzar la igualdad si mantenemos y reforzamos nuestros compromisos.
La igualdad de género no solo aporta diversidad, también cambios estructurales y nuevas perspectivas en múltiples áreas y sectores. No se trata solo de una meta, sino de consolidar el camino hacia una sociedad más justa, innovadora y próspera para todos.
Este 8 de marzo, recordemos que el cambio empieza en cada uno de nosotros.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de la Mujer