Este periodo de ajuste hacia algo nuevo que estamos viviendo está provocando un desgaste brutal en la relación de la empresa grande con las pymes, con el sector financiero, con las distintas Administraciones, con los medios de comunicación y la Iglesia… Dios dirá. Y en todo esto me pregunto qué pinta la Responsabilidad Social Empresarial.
Empiezo a pensar que el juguete se ha roto, y el motivo no es otro que se han puesto a jugar con él unas niñas y unos niños con mucha fuerza. La fuerza vital de la necesidad, de la supervivencia, del “ya vale”, del “qué me estás contando”, del “ya no te creo”, del “yo primero”…
Tengo la sensación de que los DIRCOM, la Dirección donde suele residir el liderazgo de esta disciplina, no llega, se ha quedado corta en sus capacidades, poder y agenda. Sí, forman parte del Consejo de Dirección y hay un comité de RSC. Sí por eso aparecen los ERES con beneficio y a Rato, los urdangarines, las persecuciones a periodistas por informar sobre cuentas dudosas, la financiación de partidos… y a Rato la KaKa del pastel prefabricado.
Desde que llegué al sector no hago más que oir que la RSE es management y no es acción social y cuando te pones a profundizar no sales de Haití, del fomento del emprendimiento social, del día del voluntariado, y demás accesorios de un juguete tan sofisticado que corre el riesgo de abandonarse por aburrido e inútil.
El cabreo me acompaña desde hace tiempo y reconozco que no se me quita. Básicamente porque siento y me creo que el mundo empresarial y sobre todo el de la empresa grande está ante un momento maravilloso para demostrar su grandiosa capacidad de construir sociedades mejores y más justas. Tenemos ante nosotros un mundo lleno de retos apasionantes que, lamentablemente, se mueren cada cuatrimestre por obra y gracia de unos presidentes que tienen miedo a morirse cada cuatrimestre. Me muero por ver un mundo lleno de grandes empresas.
Pero el cabreo sirve, y me sirve, de poco y por ello comparto con los CEO de este país cinco ideas.
– Déjate la piel por dar el mejor producto: útil, diferente y sostenible.
– Gestiona tu empresa de forma ética y profesional: si a estas alturas hay que explicarte que significa ‘de forma ética y profesional’ no mereces ser Presidente de nada.
– Sé sensible y generoso hacia los problemas que rodean a la sociedad: la sociedad será generosa contigo.
– Pregúntate hasta dónde estás dispuesto a llegar para ser fiel a los tres puntos anteriores.
– Pregúntate a quién le vas a pedir que lidere este proceso.
A todo esto se le puede poner el nombre que se quiera. A mi me gustaba el de RSC pero a ratos, desde hace tiempo, nos la venimos cargando.