Hay una expresión que la gente utiliza a menudo cuando quiere enfatizar la idea de la interdependencia: “nada está arreglado hasta que todo está arreglado“. Efectivamente, se podría argumentar que ese es el caso cuando se trata de la salud de las personas y de la salud de nuestro planeta. Y, sin embargo, en este ámbito, no hay razón para que dejemos que la búsqueda de una solución perfecta y global se interponga en el camino de los avances tan significativos que podemos y necesitamos hacer hoy.
La relación entre la salud de las personas y la salud ambiental está más que demostrada. Para que las personas estén realmente sanas, necesitan un mundo saludable en el que vivir, pero la realidad es que el cambio climático amenaza actualmente la vida y los medios de subsistencia de cientos de millones de personas en todo el mundo.
Los líderes en salud reconocen este hecho, así como el papel crucial que desempeña la sostenibilidad en la consecución de los objetivos de salud de la población a largo plazo. Por eso, cada vez son más los proveedores de asistencia sanitaria que aplican criterios de contratación ecológica a la hora de comprar equipos médicos.
Al mismo tiempo, los sistemas sanitarios de todo el mundo son responsables de más del 4% de las emisiones mundiales de CO2, una cifra superior al carbono que emiten sectores como la aviación o el transporte marítimo. Como industria, las empresas de tecnología sanitaria, los sistemas sanitarios y otros actores tenemos la responsabilidad de actuar, porque cuidar mejor del planeta nos permitirá cuidar mejor de las personas.
Como empresa impulsada por un propósito, en Philips somos conscientes de nuestra responsabilidad y compromiso con la sociedad. Por eso estamos intensificando nuestra acción climática y de economía circular, asociándonos con nuestros clientes y proveedores para innovar en soluciones que mejoren la salud y el bienestar de las personas respetando el medio ambiente. Por ejemplo, adoptando nuevos modelos de negocio innovadores, operando con neutralidad en carbono, incorporando prácticas circulares y aplicando nuestros principios de ecodiseño a nuestros productos.
Uno de esos ejemplos donde estamos ya trabajando, es en la optimización de los flujos de trabajo de atención sanitaria. Además del uso responsable y sostenible de la energía y los materiales, es crucial que optimicemos aún más los flujos de trabajo de atención sanitaria para reducir el impacto medioambiental en los tratamientos. En la actualidad, los trayectos de los pacientes suelen ser complejos, con múltiples citas para el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento.
Y, con el creciente número de comorbilidades en poblaciones envejecidas, esto se repite con frecuencia en varias especialidades. Por eso es fundamental mejorar el sistema de asistencia, invirtiendo en la prevención, realizando un diagnóstico correcto a la primera, aplicando terapias mínimamente invasivas y mejorando los cuidados posteriores, para mejorar tanto el bienestar del paciente como del medio ambiente.
Los retos de salud de la población y del planeta a los que nos enfrentamos, están interconectados. No podemos abordar uno de ellos sin abordar también el otro. Creo firmemente que la única manera de avanzar es adoptar la sostenibilidad en toda la cadena de valor de la sanidad y en todos los aspectos de la empresa (compras, operaciones, innovación, prestación de servicios, etc.).
Como empresa de tecnología sanitaria, en Philips sólo podemos alcanzar nuestros objetivos si colaboramos con otros integrantes de nuestro ecosistema: enfermeros, profesionales, socios de conocimiento y proveedores. Trabajando en toda la cadena de valor, podemos reducir nuestra huella de carbono colectiva y dejar así un planeta más sano y una industria sanitaria más resistente y sostenible para las generaciones futuras.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día del Medio Ambiente