Cuando Plusfresc nació hace ya más de 90 años, los fundadores tenían claro que no querían que fuera una cadena de supermercados más. Más allá de una oferta diferencial basada en el producto fresco y de proximidad como sinónimos de producto de calidad, quisimos posicionarnos como una compañía que estaba al lado de sus clientes, con un fuerte compromiso con nuestro entorno más próximo y con una predisposición total a escuchar e implicarnos en todas aquellas causas que pudiesen resultar de interés para nuestros públicos.
Así pues, cuando creamos la Dirección de RSE en 2007, ya teníamos muchas políticas que podían formar parte de una Estrategia de Responsabilidad Social. Esto era así porque, aunque no existiera aún un departamento que llevara este nombre, entendíamos estos proyectos como parte de la cultura o valores de la empresa.
Y es precisamente así como creemos que deben actuar las compañías respecto a la RSC. La Responsabilidad Social debe ser un pilar fundamental para la empresa, formar parte de su ADN y nacer de todas las personas que forman parte de ella. Y esto, en un momento como el actual, en el que parece que todas las organizaciones se lanzan a impulsar proyectos que tienen como hilo conductor la sostenibilidad y el compromiso con la sociedad, cobra aún más importancia.
Porque, para asegurar el éxito de cualquier Estrategia de RSC, debemos conseguir que todas y cada una de las iniciativas impulsadas por la compañía dentro de este marco vayan en línea con su Plan Estratégico.
Esto por supuesto no siempre es fácil, porque requiere un trabajo de búsqueda y escucha que conlleva mucho tiempo, implicación y recursos. Pero, aunque es posible que haya muchas empresas que hayan empezado a hacer políticas de responsabilidad social por una cuestión de moda o para nutrir de contenido sus informes no económicos, quiero creer que en su mayoría lo hacen por convicción de que la actividad de la compañía debe dar beneficios, pero también debe contribuir a su entorno, es decir, repercutir en la comunidad.
En un primer momento, en Plusfresc nos centramos en la financiación y ayuda a proyectos solidarios y humanitarios con la finalidad de contribuir a conseguir una sociedad más justa, además de en colaborar en iniciativas culturales y deportivas. Pero rápidamente nos dimos cuenta de que esto no podía quedarse aquí. Debíamos mirar más allá e involucrar a otros ámbitos igualmente importantes como, por ejemplo, la salud, la educación o el medioambiente.
Así nació nuestro proyecto Empresa saludable, destinado a los empleados y empleadas de la cadena y que se fundamenta en tres ejes principales: la mejora del entorno de trabajo para hacerlo más cómodo, la promoción de los hábitos saludables y el cuidado de la salud emocional equilibrando la carga y el clima laborales y contribuyendo a la conciliación familiar.
En los últimos años impulsamos además diversas iniciativas destinadas a la preservación del medio ambiente, como la eliminación del 100% de las bolsas de plástico en todas nuestras tiendas o la renovación de los sistemas de iluminación de nuestros establecimientos para convertirlos en “tiendas sostenibles”.
Sea como sea, tenemos claro que, si queremos llevar a cabo una buena política de RSE, debemos conseguir que todos nuestros públicos vean en este proyecto algo que es también suyo y del que se sientan orgullosos. No obstante, creo que las empresas aún tenemos mucho que aprender en materia de gestión de la responsabilidad social. Uno de nuestros principales problemas es que nos falta visión estratégica. Somos más reactivos que proactivos, y creo que esto es algo que tenemos que mejorar todos. A pesar de esto, creo que las cosas se están haciendo bien. Nos hemos dado cuenta de que llevar una buena política de RSC contribuye a hacer que la empresa sea más resiliente y que los empleados estemos mucho más implicados en el proyecto, además de atraer talento, lograr una mayor colaboración por parte de proveedores e instituciones y, en definitiva, que tengamos también clientes más fieles.
Creo que vamos por el buen camino y, aunque aún nos quedan pasos por hacer, confío en que llegue el día en el que ya no se hable de Responsabilidad Social Corporativa porque las empresas y organizaciones ya hayan incorporado estos criterios y valores en su gestión ordinaria.