Lo que traduce esta jerga técnica es que, gracias a Internet, se dispone de la oficina con todas sus herramientas de trabajo de forma virtual en cualquier ubicación, con cualquier dispositivo, en cualquier momento y por cualquier usuario designado, solamente pagando por el uso que se haga de estas herramientas ya sea ampliándolas o desampliándolas cuando fuera necesario.
Desde un punto de vista responsable, esto significa mayor productividad por la flexibilidad e inmediatez del acceso al trabajo, menores costes por su variabilización (frente a las grandes inversiones), mayor control de la energía utilizada y por consecuente menos emisiones de CO2 por la utilización eficiente de las herramientas de trabajo evitando el despilfarro o la sobreinversión y controlando desplazamientos físicos. Para ello, ya se han desarrollado centros de datos como proyectos verdes que reúnen condiciones ecológicas y sostenibles: con energías renovables, con impactos menores en el entorno, aprovechando accesos ya existentes a las redes principales de alta velocidad, etc.
Creemos interesante introducir el concepto del Cloud Computing y analizarlo ligado a una política medioambientalmente sostenible. Ya lo ha hecho Carbon Disclosure Project definiendo a la Nube como la solución IT del siglo 21 añadiendo el aspecto medioambiental a las previsiones de los analistas de negocio (IDC) que vaticinan que las soluciones Cloud crecerán un 42% en 2011 en España y representarán más de 200 millones de Euros.
Pero otros muchos aspectos de la Nube inciden directamente en otros ámbitos más sociales de la estrategia RSE de las organizaciones: el Cloud puede llevar más allá de la conciliación en RR.HH., propiciar el diálogo 3.0 con grupos de interés y un largo etcétera por analizar.