Los profesionales tienen presente si una empresa es flexible y conciliadora para continuar en ella; y, si no lo es, para intentar el cambio a otra. Las entidades que desarrollan políticas de racionalización horaria y conciliación cuentan con una fuente de ventaja competitiva respecto a aquellas que no las tienen.
Para fidelizar a sus trabajadores, las empresas deben poner en marcha medidas que atiendan a su equilibrio personal y familiar. Muchas de ellas pasan por racionalizar horarios: jornada intensiva todo el año, reducción de jornada, flexibilidad en las horas de entrada y salida, compensación de las horas extra con días libres, planes de luces apagadas desde determinada hora de la tarde, facilitación de las ausencias de trabajo por emergencia, teletrabajo, uso responsable del tiempo de las reuniones …
Un profesional que se encuentre a gusto estará más motivado, asumirá como propios los objetivos de la entidad y rendirá mejor. Asimismo, al disminuir la rotación del personal porque la mayoría de los empleados se sientan satisfechos, la empresa precisará realizar menores esfuerzos de captación.