La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) ha ido evolucionando en las empresas acompañada del desarrollo de otra serie de patrones y marcos de actuación que, cada vez más, se orientan a demandar negocios responsables, éticos y transparentes en su triple cuenta de resultados, atendiendo a lo que ahora denominamos criterios ESG (Environment, Social and Governance).
De este modo, cuando los patrones de consumo han variado a modelos más responsables, las empresas se han adaptado a las demandas de sus clientes y stakeholders por rentabilidad y competitividad. Los accionistas piensan en la sostenibilidad financiera a largo plazo del negocio, integrando inevitablemente esas demandas en la estrategia, junto con mejores modelos de gobierno y transparencia.
Si a esto añadimos las directrices de la OCDE y marcos legales de Derecho primario y derivado de la UE, cada vez más orientados a responder a grandes retos de la sostenibilidad (emergencia climática, desigualdades sociales, información no financiera, etc.), vamos uniendo muchas de estas exigencias, antes soft law y ahora hard law, junto con las responsabilidades que emanan hacia los rightholders.
Por último, las empresas son cada vez más actores clave en el desarrollo sostenible y se apuntan al poder transformador de la Agenda 2030, integrando la RSE en su estrategia: involucrando a sus empleados, proveedores, clientes y otros grupos de interés y reflejando en su propósito su posicionamiento respecto al desarrollo sostenible, reportando sus progresos a la sociedad.
Por ello, al hablar de la evolución de la RSE, ya hace tiempo que no hablamos de actuaciones marginales al negocio. Se trata de una integración en las decisiones y gestión de la actividad desarrollada, conscientes del impacto que las decisiones empresariales tienen en nuestro entorno y de nuestra capacidad de influencia.
ENAIRE, como entidad pública empresarial, gestor nacional de tráfico aéreo en España y operador de infraestructuras críticas, es una empresa que ha sabido adaptarse a esa evolución: siempre ha trabajado en estrecha colaboración con sus grupos de interés, atendiendo a los asuntos materiales, adelantándose de manera voluntaria a la rendición de cuentas e integrando la Agenda 2030 en negocio y estrategia, de manera significativa, en estos últimos años.
Nuestra RSE se posiciona en este sentido con un firme convencimiento, como socios del Pacto Mundial y entidad comprometida con el cumplimiento de la Agenda 2030, en reconocer nuestra contribución actual y potencial al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en cada uno de los planes específicos que componen nuestra estrategia “Plan de Vuelo 2025”, como una tarea transversal y de equipo, comunicando a la organización la importancia de dirigir nuestros esfuerzos hacia un modelo de negocio y una actividad sostenible utilizando este nuevo lenguaje.
Como reflejamos en nuestra estrategia y en nuestra memoria de sostenibilidad, en ENAIRE tenemos grandes retos y responsabilidades respecto a algunos ODS concretos, como son el ODS9 referido a Industria, Innovación e Infraestructuras, donde además estamos trabajando en colaboraciones y alianzas con otros agentes del sector (ODS17).
Por poner algunos ejemplos, contamos con iniciativas relacionadas con la modernización tecnológica e innovación de los sistemas, así como la modernización del espacio aéreo (Digital Sky) basándonos en tecnologías sostenibles e infraestructuras digitales que darán más capacidad, flexibilidad y eficiencia en la prestación de servicios. Asimismo, promovemos iniciativas asociadas a los drones y la movilidad aérea urbana que aportarán crecimiento a la industria y nuevos mercados (ODS8) así como ciudades más sostenibles (ODS11).
Además, el ODS 13 Acción climática ha sido uno de los pilares de nuestra estrategia con un plan específico “Green Sky” referido a la sostenibilidad ambiental, en el que seguiremos trabajando en mejoras operativas y de los sistemas de gestión y monitorización de emisiones de los vuelos gestionados, en la eficiencia energética de nuestras instalaciones apostando por energías renovables (ODS7) y en potenciar la economía circular (ODS12).
Por supuesto, los aspectos sociales se recogen en diferentes planes y, en muchos casos, de una manera transversal a nuestro Plan de Vuelo. Contamos con numerosas iniciativas en el plan de Personas “One Team” orientadas a la educación de calidad (ODS4), a la promoción de la igualdad, la diversidad y la corresponsabilidad (ODS5), con una fuerte orientación a cuidar a nuestra plantilla y grupos de interés con los que interactuamos, unidos por reducir las desigualdades (ODS10) y por lo que denominamos un “cielo comprometido”.
Y es que existe un factor adicional a esta evolución descrita que no podemos obviar: el contexto en el que las empresas convivimos. Los efectos sociales devastadores de la pandemia, la inestabilidad en gran parte del planeta y la crisis climática, con el alarmante último informe del IPCC, afectan a todos los pilares de la RSE y han llevado al secretario general de la ONU a hacer una importante llamada de atención en su balance en el 6º Aniversario de la Agenda 2030.
Las empresas en general, y ENAIRE en particular, somos cada vez más sensibles a este crítico contexto y, conscientes de nuestra responsabilidad como actores sociales clave a la hora de revertir la situación en todas sus vertientes, nos unimos desde el principio al destacable impulso que las entidades públicas en España están realizando de una manera progresiva y contundente en los últimos años desde grupos de trabajo como el Grupo de Empresas Públicas de Forética y la reciente firma con la Secretaría de Estado para la Agenda 2030 de un Convenio para avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.
En este sentido, podríamos hablar de un paso más en dicha evolución: no solo garantizamos una gestión ética del negocio, sino que ENAIRE se compromete con una “postura ética” para la sostenibilidad del planeta, para dejar un mundo mejor para generaciones futuras sin dejar a nadie atrás, como reza el Preámbulo de la Agenda 2030, creando un compromiso hacia las generaciones futuras.
Y si está de moda, bendita moda.