Desde hace unos cuantos años tengo el honor de dirigir la Fundació Factor Humà, una entidad que ofrece servicios para profesionales de la gestión de personas y que fomenta el desarrollo de las organizaciones para que adopten una mirada más humana a través de la innovación, la reflexión y el intercambio.
Una buena ocasión para hacer visible la tarea de la Fundació es la celebración de los Premios Factor Humà, un evento que en 2018 ha cumplido su décimo aniversario.
En esta edición entregamos por primera vez el Premio Impacta. Se trata de un galardón destinado a proyectos liderados desde el área de gestión de personas de las empresas y organizaciones asociadas a la Fundació Factor Humà que tienen un impacto positivo dentro de la compañía, tanto tangible como intangible.
La primera organización reconocida fue APM Terminals, empresa especializada en el tráfico de mercancías por vía marítima del Sur de Europa, por su proyecto ‘My Career’. Pilar Jiménez, su Directora de Recursos Humanos y Organización, fue la encargada de recoger el galardón y de desgranar algunos detalles de este programa de gestión de desarrollo profesional y de talento para los empleados de APM Terminals. ‘My Career’ pone a la persona en el centro ya que promueve un rol corresponsable del empleado en el desarrollo de su propia carrera.
Para ello, se le empodera poniendo a su disposición todos los procesos y las herramientas que lo hagan posible. Por ejemplo, mediante la accesibilidad a las oportunidades de crecimiento con vacantes o proyectos temporales, todos abiertos y públicos para toda la plantilla; o con momentos formalmente establecidos de conversación sobre desarrollo profesional entre los empleados y sus responsables directos. Uno de los objetivos fundamentales de ‘My Career’ es lograr que los jefes de equipo consideren el plan de desarrollo de sus colaboradores como parte de su agenda de trabajo.
Hacer efectivo el programa ‘My Career’ requiere de una alta inversión tanto en generación de cultura corporativa como en formación para lograr que todo el mundo reme en la misma dirección. El esfuerzo es importante, pero las recompensas también son muchas en forma de atracción y fidelización del talento, de una mejor gestión del conocimiento interno y de un incremento en los niveles de compromiso. Sin duda, el liderado por Pilar Jiménez es un proyecto de gran impacto en toda la organización.
Por su parte, El Celler de Can Roca recibió el 10º Premio Factor Humà Mercè Sala, un reconocimiento a organizaciones y proyectos que son la concreción práctica de los principios y valores que la economista y política catalana representaba: trato humano, innovación, pragmatismo y visión global. El chef del famoso restaurante de Girona, Joan Roca, fue el responsable de hacer el discurso de aceptación y empezó admitiendo que tienen muchos reconocimientos de cocina, de sala, de repostería, etc., pero que un premio como este no se lo habían dado nunca.
El principal motivo para premiar a El Celler fue que, además de aprovechar la tecnología para hacer evolucionar la cocina y los productos que ofrecen, están llevando a cabo una revolución quizá no tan ostensible, pero igualmente importante: la “revolución humanista”. Entre otras cosas, han decidido renunciar a la facturación de los martes al mediodía, cerrando su establecimiento para dedicar tiempo a su gente, para formarse, escucharse y reflexionar. También llama la atención la organización de dos turnos diarios, de mañana y de tarde-noche, para que los empleados puedan tener una mayor conciliación de la vida laboral y personal.
Otro tema digno de mención es su trato con los becarios. Habitualmente tienen a unas veinte personas a las que forman y después se marchan a sus respectivos lugares de origen. Como lamentablemente se puede leer a veces en los medios cuando se habla de los jóvenes en la hostelería, no se puede considerar en ningún caso que en el Celler se aprovechen de ellos ya que en cuatro meses, cuando empiezan a estar formados, se van.
El Celler de Can Roca es una organización pequeña pero su impacto es enorme en la hostelería, un sector económico muy relevante en nuestro país pero falto de referentes en gestión responsable del talento. La Fundació cree que reconocer la revolución humanista del Celler puede contribuir a que otras empresas de su sector tomen ejemplo y hagan mayores esfuerzos para dignificar profesiones como la de cocinero o la de camarero.