A pesar del recorrido y lo conseguido, sigue siendo una de las preguntas que flotan en el aire. A veces roza las nubes y otras parece llegar a tocar el suelo. Así que, es probable que la RSC sea aerodinámica y, por consecuencia, haya tenido que aprender a volar.
Y, con ella, muchas cuestiones que parecen querer sacar a la luz signos claros del llamado “greenwashing”: ¿las compañías actuamos con nuestras políticas de Responsabilidad Social Corporativa por seguir el ritmo de los tiempos o, de verdad, estamos comprometidos con las personas y con el medio ambiente?
Este es un debate que podía tener sentido hace diez o quince años, sin embargo, la evolución social, la conciencia ciudadana y la transformación empresarial que hemos vivido en la última década, y que se ha acelerado especialmente desde la llegada de la pandemia por Covid-19, que ha sido un punto de inflexión con un sector empresarial volcado sin mayores pretensiones en ayudar, en estar ahí, e incluso transformar por unos momentos un negocio para ayudar a lograr un objetivo común, pueden haber dejado obsoleta la duda. Digamos que los ciudadanos han pasado de valorar a exigir este tipo de acciones a sus marcas de referencia y, obviamente, la empresa no puede mostrarse indiferente.
Así que, ya pocos son los que cuestionan el compromiso que las empresas adquieren; más bien, lo esperan. Como decía antes, ya no se valora, se exige; y si no se encuentra, se busca otra empresa que sí lo tenga. Y es que está demostrado que la vinculación de las personas con marcas comprometidas es mucho mayor que con aquellas que no lo están.
Numerosos estudios realizados desde diferentes perspectivas respaldan esta afirmación, como el realizado por IBM en colaboración con la National Retail Federation (NRF), sobre tendencias de consumo globales en el que se revela que, para los consumidores, los valores asociados a una marca supera otros factores como el precio o la conveniencia; o el II Estudio de Marketing Relacional, elaborado por Mediapost en colaboración con la Asociación de Marketing de España, del que se desprende que el compromiso social de las marcas es fundamental para 9 de cada 10 consumidores españoles.
Por tanto, las compañías debemos asumir esta responsabilidad y poner el foco en las cuestiones que preocupan a los ciudadanos, porque disponemos de más recursos y posibilidades para impactar y obtener resultados. Ya sea ayudando a conservar el planeta, estando cerca de nuestros clientes damnificados por el volcán de La Palma, o poniendo nuestros recursos a disposición de la ciudadanía en una situación de pandemia como la que hemos vivido.
El negocio es tan importante como las personas y el planeta
Cuidar de las personas, sean empleados, clientes, proveedores, es un aspecto importante para las compañías y se valora. En este sentido, en Nationale-Nederlanden somos una Compañía en la que las personas importan, como dice nuestra promesa de marca, “Tú importas”.
El enfoque económico debe estar al mismo nivel que el enfoque en las personas porque son ellas, empleados, clientes, proveedores y la comunidad los que van a influir en la marcha de la empresa. Y es esta percepción la que va a tener un efecto directo positivo sobre las cotizaciones bursátiles.
Por tanto, debemos y tenemos que humanizar los negocios y transformarlos para encontrar el equilibrio entre el negocio, el medio ambiente y el respeto social. Y, para conseguirlo, la RSC tiene que ser parte intrínseca de la compañía, parte de la estrategia y, por tanto, integrada en el modelo de gestión.
En definitiva, hoy en día la RSC es una forma de medir el éxito empresarial, y esto nos tiene que dar la respuesta a la pregunta que nos planteábamos al principio y es que no podemos tratar la RSC como algo que está de moda. Una empresa comprometida será capaz de atraer inversores, captar y retener talento -un estudio de Nielsen asegura que el 49% de los millennials quiere trabajar en una empresa que demuestre su compromiso con la sostenibilidad; mientras que la Guía Hays 2021 señala que el 81% de los empresarios españoles cree que las políticas de RSC son un factor determinante para atraer talento-, ampliar sus posibilidades a la hora de obtener subvenciones y financiación, y a la hora de colaborar con proveedores y partners.
Un compromiso estratégico
Dentro de nuestro compromiso con las personas y el planeta, en Nationale-Nederlanden encaminamos nuestros esfuerzos a dejar huella contribuyendo a generar este bienestar del que hemos hablado y aportar un valor a largo plazo para todos nuestros grupos de interés y para la sociedad en general. Para conseguirlo, contribuimos con políticas de igualdad, diversidad, inclusión y respeto por todas las personas.
Y respondiendo a este compromiso, trabajamos en diversos proyectos, como el de Future Matters, en el que colaboramos con Aldeas Infantiles SOS y la Fundación Junior Achievement para ofrecer formación a jóvenes; el Nationale-Nederlanden Plogging Tour, una iniciativa que combina deporte y la retirada de basura; en acciones con el Proyecto LIBERA, de SEO/Birdlife en alianza con Ecoembes, con el objetivo de mantener los espacios naturales libres de “basuraleza”; o somos patrocinadores a MadBlue 2021, el que está llamado a convertirse en el mayor evento sobre Sostenibilidad de Europa.
Inversión socialmente responsable
En un ámbito más de negocio puro, nuestros productos de ahorro y jubilación también están completamente alineados con la sostenibilidad, donde contamos con el Grupo NN como referente europeo. Para conseguirlo, estamos adheridos a la Política Marco sobre Inversión Responsable, que persigue la incorporación sistemática de factores ESG en el proceso de gestión de las inversiones.
Esto quiere decir que promovemos la inversión sostenible, aquella que tiene en cuenta factores ambientales, sociales y de buen gobierno a la hora de identificar los riesgos y oportunidades que pueden afectar a la rentabilidad de la inversión a largo plazo, y la inversión de impacto en proyectos innovadores para mejorar el mundo en línea con los ODS.
Todos nuestros esfuerzos se dirigen a ser una Empresa Socialmente Responsable a largo plazo y en nuestro trabajo diario. La RSC no es ni debe ser una moda, hay que interiorizarla para que forme parte del ADN de la compañía e inunde cualquier decisión empresarial haciendo posible que “deje de volar”.