El concepto se ceñía al ámbito del medio ambiente. Sin embargo, en 1995 se celebró la Cumbre Social de Copenhague cuyo primer compromiso fue el de "crear un entorno económico, político, social, cultural y legal que permita a la gente alcanzar el desarrollo social". Se amplió el concepto de desarrollo sostenible, apoyado ahora en tres pilares: el desarrollo económico, el desarrollo social, y la protección del medio ambiente. En este marco debe situarse la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), entendida como el compromiso asumido por las empresas para un mejor desarrollo económico, social y medioambiental.
La Responsabilidad Social tiene un componente de voluntariedad y se manifiesta principalmente a través de códigos de conducta o de buenas prácticas, que se autoimponen las empresas y los grandes grupos empresariales para expresar los compromisos asumidos. Pese a que no han faltado críticos, hoy la responsabilidad social de las empresas se muestra como una iniciativa amplísimamente extendida y ya generalizada, al menos entre las grandes empresas y las corporaciones multinacionales.
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