Durante décadas, la salud mental ha permanecido en un segundo plano dentro de las prioridades del entorno laboral. No por falta de relevancia, sino porque los factores psicosociales que afectan al bienestar de las personas quedaban relegados a la esfera privada. El mundo ha cambiado, y con él, también nuestra mirada. Hoy comprendemos que no hay rendimiento sostenible sin bienestar, que no existe una organización saludable si no se cuida, de forma consciente y activa, la salud mental de quienes la conforman.
La evidencia es indiscutible: una de cada cuatro personas en nuestro país tendrá algún problema de salud mental a lo largo de su vida. Además, el 40% de los españoles considera que su salud mental no es buena, y apenas uno de cada cuatro recibe atención especializada. Estas cifras deberían llevarnos a una reflexión profunda. Porque si el lugar de trabajo es uno de los espacios donde más tiempo pasamos, también debería ser uno de los primeros entornos en los que garantizar condiciones que protejan nuestra salud física y emocional.
En AstraZeneca estamos convencidos de que las empresas no podemos ser espectadoras pasivas ante esta realidad. Nuestro compromiso parte de una convicción sencilla, pero transformadora: el bienestar de las personas no es un beneficio añadido, sino un pilar estratégico y humano, esencial para el desarrollo de cualquier organización. Por eso actuamos de forma integral sobre todos los factores que impactan en la salud mental, impulsando una cultura en la que el reconocimiento, la empatía y la inclusión se vivan cada día, de forma auténtica y tangible.
La puesta en marcha de políticas eficaces de conciliación, el diseño de entornos psicológicamente seguros, el acceso a recursos de apoyo emocional y la creación de espacios de escucha activa forman parte, en nuestro caso, de una estrategia más amplia que va más allá del mero cumplimiento normativo y aspira a transformar la cultura organizativa desde dentro. Un ejemplo de ello es la red de Grupos de Recursos para Empleados (ERGs), donde se abordan cuestiones como la diversidad de género, funcional, cultural, generacional o neurodivergente, e incluyen también espacios centrados en el impulso de vocaciones científicas entre mujeres o en salud mental. Se trata de crear lugares donde las personas puedan sentirse escuchadas, comprendidas y apoyadas, sin juicio ni barreras.
En 2023 dimos un paso más con el lanzamiento de Fundamentales, la primera alianza de empresas en España orientada específicamente a impulsar iniciativas para mejorar la salud y el bienestar mental en el entorno corporativo. Esta alianza nace de una certeza compartida: los grandes cambios no se consiguen en solitario. Solo a través de la colaboración entre empresas, instituciones y sociedad civil podremos romper de forma definitiva el silencio que aún rodea a los trastornos mentales.
El bienestar emocional, lejos de ser una responsabilidad individual, debe entenderse como una construcción colectiva. Desde las organizaciones tenemos el deber, y la capacidad, de contribuir activamente a este cambio. Proporcionar herramientas, ofrecer apoyo psicológico, fomentar entornos inclusivos y garantizar que cada persona pueda conciliar su vida profesional y personal de forma equilibrada no solo mejora el clima laboral, sino que también genera un impacto directo en la cohesión de los equipos, en su motivación, en la productividad y, lo que es más importante, en su dignidad.
En este momento de transformación, la salud mental se está consolidando como uno de los pilares fundamentales de la sostenibilidad social. Y aunque el camino aún es largo, el reto que tenemos por delante es también una oportunidad sin precedentes: lograr que las empresas se conviertan en verdaderos agentes de cambio, que contribuyan a construir una sociedad más humana, más consciente y más justa. Una sociedad en la que hablar de salud mental deje de ser una excepción para convertirse, por fin, en parte de la normalidad.