En México contamos con varias figuras que todos conocemos como líderes, personas que han construido grandes empresas u organizaciones. Admirados por haber conseguido un ‘status’ social y empresarial que los distinguen de otros, lo cual nos ha llevado como sociedad a constituir un concepto de líder que hemos arraigado en nuestro pensamiento. Sin embargo, ¿qué hay de aquellos otros individuos que conforman grupos u organizaciones que dirigen sus esfuerzos a alcanzar un bienestar social? ¿Por cuántos son admirados? ¿Los consideramos líderes también?
Consideramos a un líder como una persona que posee un conjunto de características y habilidades que lo distinguen, que le permite atraer a seguidores y que persigue y consigue objetivos, capaz de representar a personas que comparten el mismo interés; a la responsabilidad social como un conjunto de acciones que implementan organizaciones, empresas y personas con el fin de armonizar el mundo en el que viven en todos los aspectos, desde el desarrollo social hasta el cuidado del medio ambiente.
AIESEC ha venido a revolucionar no sólo el concepto de un líder, lo ha reconocido en jóvenes, en todo aquel que busque mejorar el entorno en el que vive dotándolo de las herramientas que propicien su desarrollo, guiándolo, compartiendo y arraigando en él valores que le permitan dirigirse al entorno en el que vive, reconocer a otro individuo como ser humano, eliminando las barreras culturales y generando un impacto positivo en cada persona, en su sociedad. Un líder ha sido nombrado por sus acciones; es aquel que ha creado antes de hablar, que lleva consigo interés por la persona ajena, que tiene sensibilidad por los problemas que aquejan al mundo y que voluntariamente se une a las acciones e iniciativas con el único propósito de crear un cambio.
Ejercer el liderazgo socialmente responsable sugiere que todos los implicados que asumen este rol tienen, ante toda situación, decisión y acción en beneficio común de las personas representadas, que tiene voluntad por generar un cambio, por apoyar al necesitado y por buscar que esas carencias sean solucionadas mediante acciones justas, transparentes y comunes.
Como líderes socialmente responsables tenemos el compromiso de asumir, enfrentar y superar los retos que implica, comenzar a establecer un nuevo concepto de líder en todo aquel que nos rodea, prepararnos para situaciones en las cuales seguramente podremos no ser escuchados o no tomados en serio o simplementeque se nos cataloge como personas que persiguen ideales o ilusiones que no son posibles de propiciar, pero es aquí donde no debemos darnos por vencidos, tener firmes los valores que nos distinguen, con la convicción que nos lleva a querer generar este cambio y reflejarlos en acciones. Tenemos que seguir los principios que nos permitan continuar con nuestro rumbo en el camino, ignorando cualquier desviación o distracción y siempre considerando que el líder busca satisfacer metas comunes no propias, que tiene participación en todo tipo de actividades inclusive cuando hay que tomar decisiones precisas en tiempos de crisis, pero sobre todo tiene la estima y empatía de la gente que cree en él y que lo sigue. Tan sólo por esto último, el líder por convicción personal y motivación común se inclinará siempre a velar y proteger los intereses del grupo representado que ha depositado su confianza en él para cumplir los objetivos por los que se agruparon.
Actualmente, no sólo en México sino en todo el mundo, se necesita gente proactiva que apoye la resolución de los problemas que nos aquejan, que promueva la convivencia, el respeto a la diversidad cultural, que genere proyectos que vayan incorporando a los integrantes de la sociedad mundial, que comprenda que todas las acciones que genera un ser humano repercuten en las condiciones de vida de todos los que integramos este planeta.
Implantemos las raíces que nos permitan mirar hacia un futuro en el cual esta lucha pase a ser historia y sea la motivación de otros. Eliminemos las barreras, asumamos los retos que se nos presenten; seamos fieles a nuestros valores, a nuestras convicciones; transmitámoslos y velemos por ellos; generemos un impacto positivo en nosotros mismos, en nuestra sociedad y en nuestro medio ambiente ¡Seamos líderes, seamos socialmente responsables!