Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional de las Personas con Discapacidad
Las personas con discapacidad queremos y tenemos el derecho a sentirnos plenamente funcionales. En mi caso, soy testigo de cómo el deporte es una valiosa herramienta que contribuye a la normalización e integración de las personas que tenemos discapacidad y que nos permite nuevamente sentirnos útiles y encontrar nuestro sitio en la sociedad. Pero también lo es la integración en el ámbito empresarial y privado, que juega un papel fundamental en este y otros aspectos de la vida. Quiero compartiros mi caso particular y de cómo el apoyo de empresas privadas como Allianz Partners España me ha ayudado a alcanzar el éxito deportivo.
Mi nombre es Sergio Garrote Muñoz, soy ciclista paralímpico en la modalidad de Handbike. En 2001 un accidente laboral me provocó una lesión medular tetrapléjica que cambió mi vida de una manera radical. Con 21 años enfrenté un duro proceso de recuperación y aceptación, empecé por retomar mis estudios universitarios, hasta que en el 2014 encontré en el deporte mi segunda oportunidad en la vida.
Actualmente soy uno de los capitanes y estandarte de la selección española de ciclismo paralímpico y como éxitos más destacables en mi palmarés, soy Oro y Campeón Paralímpico en Contrarreloj y medalla de plata en la Ruta en los Juegos Paralímpicos de Paris 2024, Oro y Campeón Paralímpico en Contrarreloj y medalla de Bronce en la Ruta en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021, además de Campeón del mundo en 2022, 2023, 2024, entre otros títulos. Sin embargo, el camino hacia el éxito no siempre ha sido fácil: a lo largo de mi carrera, enfrentarme a mis propios límites y superar las barreras físicas que la discapacidad me presenta a la hora de practicar deporte al más alto nivel, es solo una parte del reto. La otra, y no menos importante, es la dificultad que representa el acceso a los recursos necesarios para prepararme para competir.
La realidad es que la preparación para unos Juegos Paralímpicos, o cualquier campeonato de alto nivel, requiere mucho más que talento y esfuerzo. En mi caso, no se trata solo de entrenar más horas o mejorar mi técnica; practicar una disciplina como el ciclismo, requiere de una gran inversión económica debido al elevado coste de sus materiales y componentes, además los deportistas con discapacidad enfrentamos desafíos adicionales: desde la adaptación de equipos, hasta la necesidad de fisioterapia especializada, sin mencionar las limitaciones que surgen en cuanto a accesibilidad o infraestructuras. Tener el acceso a recursos, ha optimizado mi rendimiento y me ha permitido competir en igualdad de condiciones con respecto al resto de deportistas.
A lo largo de mi trayectoria, he visto cómo el apoyo privado puede ser un verdadero cambio de juego. La ayuda privada ha sido un factor clave para poder prepararme de manera adecuada para llegar a los Juegos Paralímpicos y a otros campeonatos internacionales en las mejores condiciones. Gracias a este respaldo, he tenido la posibilidad de disponer de más recursos y mejorar mi preparación.
Por ejemplo, la ayuda de empresas como Allianz Partners España que apoya mi carrera, me han permitido, entre otras cosas, mejorar mis condiciones y afrontar los entrenamientos con la confianza de que tengo lo mejor a mi disposición. Esto me ha dado la oportunidad de preparar mis competiciones con la tranquilidad de saber que, al menos en lo que respecta a los recursos, no estoy en desventaja con respecto a otros deportistas.
Además, el apoyo empresarial ha tenido un impacto directo en mi motivación y en mi confianza. Saber que hay entidades que apuestan por mí, que creen en mi potencial y que me brindan la posibilidad de ser el mejor en lo que hago, me da un impulso adicional para seguir adelante, para seguir entrenando con intensidad y para nunca rendirme. No se trata solo de dinero o de material, sino de un compromiso genuino con la inclusión y la igualdad de oportunidades.
Cuando las empresas se asocian con deportistas paralímpicos, encuentran activos como derechos de imagen y nombre del deportista en campañas publicitarias, redes sociales y eventos, pero más allá del uso de estos recursos, el principal que ofrecemos los deportistas paralímpicos es sin duda la posibilidad de ofrecer un contenido exclusivo basado en valores esenciales del deporte que se trasladan a la vida en general como son el compañerismo, el esfuerzo, el cuidado de la salud y el bienestar, el aprendizaje que traen consigo las derrotas y la victoria. Toda una serie de valores positivos que las empresas ambicionan para sí.
Además, el deporte paralímpico es un valor añadido: da la posibilidad de crear contenido auténtico que las empresas pueden mostrar, dando visibilidad a historias extraordinarias de superación y sus logros, historias como la mía, que puede cambiar la percepción y el concepto que se tiene de la discapacidad.
Y como no, también las marcas pueden participar en Programas de Responsabilidad Social Corporativa, pensando en cómo las organizaciones o corporaciones se benefician a través del desarrollo de actividades, políticas y acciones para ayudar a la sociedad y a su entorno; y en cómo estas acciones repercuten positivamente en la empresa a largo plazo con una mejora de su imagen o logrando transmitir unos valores de marca que definen a la organización. Estas asociaciones no solo benefician a las marcas en términos de visibilidad, sino que también promueven valores de inclusión y superación, resonando profundamente entre sus colaboradores y en la sociedad, acciones que humanizan la marca.
Por eso, creo firmemente que es esencial integrar la discapacidad en el ámbito empresarial y privado. No es solo una cuestión de responsabilidad social, sino de entender que las personas con discapacidad tenemos un gran potencial y que podemos aportar en muchos aspectos, donde el deporte es solo uno de ellos. Las empresas que invierten en proyectos de inclusión están generando un impacto positivo que va más allá de lo económico. Están ayudando a transformar la mentalidad colectiva, demostrando que las barreras, cuando se rompen, se convierten en oportunidades para todos.
Lo que me gustaría que quedara claro es que el apoyo privado no solo cambia la vida de los deportistas, sino que, a largo plazo, también tiene un impacto en la sociedad en general. Cuando las empresas apuestan por la inclusión, cuando nos brindan recursos y oportunidades, están construyendo un futuro más equitativo y accesible para todos. Y esa es la verdadera victoria: la integración de todos en una sociedad donde el talento y el esfuerzo sean lo que definan nuestro éxito, no las barreras que encontramos por el hecho de tener una discapacidad.
Hoy, al mirar hacia los próximos desafíos sé que, gracias a ese apoyo, voy a poder seguir dando lo mejor de mí mismo en cada competición. Pero también sé que, al final, mi historia puede ser solo el comienzo de un cambio mucho más grande, uno que transforme la manera en la que las empresas ven y apoyan a las personas con discapacidad.