En la búsqueda de garantizar un entorno más sostenible a largo plazo, estamos asistiendo a transformaciones radicales en las funciones comerciales y sociales de las ciudades. En el contexto actual, tanto a nivel europeo como nacional, se está apostando por promover ciudades más sostenibles.
Cualquier ciudad, o comarca en entornos rurales, que fomente el crecimiento del comercio ambulante de una manera sostenible, mediante iniciativas que incluyan el desarrollo de actividades sociales y culturales y facilitando una adecuada gestión de los residuos generados en los mismos, estarían alineados con el objetivo 11 Ciudades y comunidades sostenibles.
En este sentido, los mercados al aire libre forman parte de la estructura comercial y de servicios de muchas comunidades y cabe destacar que el comercio ambulante es sostenible per se. Disponer de una adecuada estrategia de sostenibilidad alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 garantizaría a su vez la supervivencia y potenciarían este sector.
Si pensamos en los aspectos sociales, el comercio ambulante tiene una alta contribución a la sostenibilidad; desde los mercadillos, donde se fomenta la actividad social, hasta la propia venta ambulante que permite mejorar la prestación de servicios tan necesaria en zonas más despobladas en las que sus habitantes son en su mayoría personas de edad avanzada.
Del mismo modo, este tipo de comercio, fomenta la interacción entre personas de distintas edades, razas, condiciones sociales, por lo que en definitiva ayuda en la lucha contra las desigualdades. Adicionalmente, son negocios familiares que se transmiten de padres a hijos, por lo que este aspecto social también es muy importante pues fomenta que nuestras tradiciones perduren. Podemos decir, por tanto, que el comercio ambulante está alineado con los siguientes objetivos de Desarrollo Sostenible: 3 Salud y bienestar, 8 Trabajo decente y crecimiento económico y 10 Reducción de las desigualdades.
En el aspecto ambiental, cabe destacar que la venta ambulante potencia el comercio de proximidad, contribuyendo a la mitigación del cambio climático al reducir las emisiones generadas por el transporte. Adicionalmente, en los mercadillos se fomenta el consumo de artículos de segunda mano, incluso en el caso de la ropa, que en algunas ocasiones por haber pasado de temporada, se destinan a reciclaje sin ni siquiera haberle dado un primer uso. De este modo se contribuye a la economía circular estando el sector alineado con los objetivos 12 Producción y consumo responsables y 13 Acción por el clima.
Cualquier ciudad, o comarca en entornos rurales, que fomente el crecimiento del comercio ambulante de una manera sostenible mediante iniciativas que incluyan el desarrollo de actividades sociales y culturales y facilitando una adecuada gestión de los residuos generados en los mismos, estarían alineados con el objetivo 11 Ciudades y comunidades sostenibles.
Contribuir al desarrollo sostenible no sólo es posible en grandes organizaciones, también los pequeños negocios pueden desarrollar estrategias que ayuden a construir un mundo más sostenible para las generaciones venideras.
Un acto, por insignificante que sea, ¡cuenta!
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de las Ciudades, en colaboración con LafargeHolcim.