Hace mucho que hablamos de RSC, de incorporar la sostenibilidad en las empresas, de alinearnos con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) o de impulsar la circularidad en nuestra actividad económica. A pesar de ello y de todos los esfuerzos y pasos que hayamos realizado hasta el momento, es probable que no sean suficientes en el nuevo contexto legislativo, económico y financiero que nos viene.
Nuevos conceptos vinculados a la Sostenibilidad se incorporan progresivamente a nuestro vocabulario: Taxonomía Verde europea, Memoria de Sostenibilidad, Directiva de Información de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) o presupuesto de carbono, empezará pronto a sernos muy familiar. Y más allá de comprender en detalle el significado concreto de cada uno de estos conceptos y de cómo nos afectarán como empresas, el mensaje de síntesis es el mismo:
“Toda actividad económica debe responsabilizarse de su impacto ambiental y social”
Esta asunción de nuevos requerimientos de mayor responsabilidad social y ambiental de las empresas, no atañe solamente a un tipo de empresa, un sector económico, una región o un país: es un cambio profundo que implica toda empresa que trabaje en Europa o con Europa, que deberá dar respuesta a las nuevas exigencias de transparencia y de contabilidad exigidas por las nuevas políticas que derivan del Pacto Verde Europeo. Políticas que se verán reflejadas en forma de nuevas exigencias que, al ser transversales, nos llegarán des de arriba (legislación) pero también des de abajo (clientes) o incluso desde los lados (competencia). De hecho, las grandes empresas ya están llevando su compromiso a toda la cadena de valor, por lo que la responsabilidad se traslada indirectamente también a las pequeñas y medianas empresas. Quién no trabaje des de la sostenibilidad no podrá trabajar con las grandes empresas.
Esta aceleración en la respuesta a las exigencias en RSC debe ser un reto y debe convertirse en un estímulo para todas las empresas, que como Calaf Grup, hace tiempo que incorporamos la sostenibilidad como parte de nuestra misión, visión y valores. Un convencimiento que expresa de forma clara nuestro propósito:
“Construimos diferente para cambiar la sociedad donde vivimos”
En este sentido, Calaf Grup ha recorrido buena parte del camino a través de, por ejemplo: la adhesión al Pacto Mundial de la ONU y la alineación con 11 de los 17 ODS. El ejercicio de transparencia a través de los informes anuales EINF (de información no financiera), de contabilidad ambiental con la Declaración ambiental EMAS o de cumplimiento legislativo a través de las ISO 14001. El ejemplo de impacto positivo de PICVISA (Calaf Grup) innovadora en reciclaje por visión artificial, que ha conseguido la certificación B Corp, o el compromiso de publicar la primera Memoria de Sostenibilidad (antiguo EINF) y nuestra huella de carbono para inicios de 2025. La apuesta por la movilidad sostenible con casi un 10% de la flota de vehículos eléctricos o el objetivo de contratar toda nuestra energía eléctrica 100% renovable con Astralcad (Calaf Grup). Y otras muchas más iniciativas (código ético, plan de igualdad, protocolo de prevención del acoso, mecenazgo, acción social) vinculadas al impacto social y al cuidado de nuestro mejor patrimonio: las personas.
Grandes retos vinculados a la sostenibilidad que afrontamos con humildad y conscientes de que queda mucho por recorrer, pero a su vez, con toda la determinación. Porque como decía Joan Vila en una conferencia reciente:
“Ya no hay tiempo para el ‘Greenwhasing’ …porque ya no queda tiempo que perder”.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: La gestión responsable en los territorios de Catalunya, de la mano de Respon.Cat.