Lo que no se mide no se puede mejorar. La Responsabilidad Corporativa ha sido en ocasiones relegada a una disciplina auxiliar que sólo demuestra su impacto en los llamados intangibles. Nada más lejos de la realidad. Si verdaderamente consideramos estratégica la sostenibilidad, ésta debe orientar el rumbo de la organización para que alcance sus objetivos financieros y de negocio, aportando verdadero valor a sus grupos de interés en virtud de criterios ambientales, sociales y de buen gobierno. Y esos criterios no solo se pueden medir, sino que deben ser monitorizados para asegurar la rentabilidad futura y sostenible de cualquier compañía.
En TM hemos asumido 50 compromisos ASG en nuestro II Plan Director de Responsabilidad Corporativa 2023 – 2025 con sus respectivos indicadores y responsables y reportaremos nuestros avances y éxitos a nuestra Comisión de Responsabilidad Corporativa, a nuestro Consejo de Administración y, en última instancia, a nuestros grupos de interés.
Los criterios ambientales vinculados a conceptos tan sostenibles como rentables como la eficiencia energética, el ahorro de agua o el reciclaje y el uso responsable de los recursos son claves para la reputación de una empresa y sus cifras de negocio. Un claro ejemplo de esta vinculación entre el medioambiente y negocio es precisamente la importancia de la preservación del mar y la biodiversidad para la potente industria turística de nuestro país.
La generación de valor social compartido – o también conocido como cash flow social – es también un aspecto clave para conocer el impacto real que una compañía tiene en la generación de riqueza, empleo, desarrollo económico y oportunidades de las comunidades en las que está presente. Además, una gestión profesional y estratégica de un área de Responsabilidad Corporativa debe ser capaz de registrar las acciones, beneficiarios, alineamiento con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el cumplimiento de los compromisos acordados.
Por último, y no por ello menos importante, el buen gobierno contiene compromisos relevantes y medibles aplicados a la gestión ética y transparente de las relaciones con tus stakeholders. Tanto es así que, por ejemplo, la satisfacción de los profesionales, clientes o proveedores son KPIs que están en la agenda de los directivos.
Sin objetivos ni métricas no hay compromisos, y sin compromisos no es posible avanzar hacia una Responsabilidad Corporativa verdaderamente transformadora y positiva para todos.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Medición y Comunicación del Impacto Social, en colaboración con Possible Lab.