Desde hace años se viene hablando de la importancia de minimizar el impacto negativo que generamos en el medio ambiente. Pero no ha sido hasta los últimos años, impulsado por la pandemia, el consenso científico y los analistas financieros, que las empresas no han tomado conciencia del riesgo real que el clima supone para sus modelos de negocio.
La involucración activa del mundo de la empresa tiene un rol crucial en la protección del medio ambiente, enfrentándose a grandes retos como lo son la lucha contra el cambio climático, la protección de la biodiversidad y el respeto al entorno y la gestión del desperdicio a través del impulso de la economía circular.
El Acuerdo de París de 2015 marcó un hito indiscutible en esta dirección, reforzado aún más por la COP26, las instituciones se comprometieron a frenar el aumento de la temperatura global por debajo de los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
Para lograr esto, las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) deben reducirse un 45% para el año 2030, y ser cero-neto en 2050. En esta dirección, la Unión Europea ha hecho una apuesta ambiciosa con el objetivo de llevar al continente a la neutralidad en carbono en el año 2050 con el Pacto Verde Europeo.
En esta realidad, las empresas tienen un tiempo limitado para actuar: todos los sectores en todos los mercados deben transformarse.
Existen distintas iniciativas de acción climática internacionales que están marcando el paso para apoyar a las empresas en su camino hacia el neto cero. Entre ellas destaca la iniciativa Science Based Targets que permite determinar cuánto y con qué rapidez necesitan reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para prevenir los peores efectos del cambio climático fijando objetivos a corto-medio plazo hasta conseguir ser cero-neto.
El Alcance 3, el gran escollo
Un camino, sin duda, no exento de dificultad. Alcanzar cero-neto no sólo implica actuar sobre el alcance 1 y 2 de las emisiones de GHG de una empresa, sino también sobre su alcance 3, aquellas emisiones que provienen de la cadena de suministro de una compañía y, por tanto, sobre las que tiene un control indirecto.
Para ello, no sólo será necesaria una gestión adecuada de la cadena de suministro, sino que es necesaria una profunda transformación económica en todo el sector empresarial. Esta vendrá impulsada por los avances tecnológicos y la redefinición del sector energético a nivel mundial que permitirán incrementar la madurez de la integración de la sostenibilidad en empresas de todos los tamaños.
El proceso de transformación en el que se encuentra el sector empresarial es imparable. Muchas grandes empresas ya han comenzado a liderar el camino y el riesgo de la inacción puede tener un impacto incluso en su supervivencia. No obstante, no sólo la gran empresa debe transformarse. También es necesaria la adopción de medidas urgentes por parte de las PYMES que, por su propio contexto operativo, se enfrentan a un reto incuestionable que deberán solventar en los próximos años.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día del Medio Ambiente