Según el Global Risk Report del World Economic Forum, la pérdida de biodiversidad se ha identificado como uno de los riesgos más severos para la humanidad en los próximos 10 años. Y más del 50% del PIB mundial depende de la naturaleza , lo que significa que una gran parte de la economía global está expuesta a diferentes riesgos como consecuencia de la degradación ambiental.
Pero, ¿qué está pasando exactamente? En las últimas cuatro décadas, el planeta ha presenciado un alarmante declive en algunos de sus principales activos naturales, como por ejemplo la reducción del 69% de las especies silvestres, un indicador devastador de cómo está afectando el cambio climático a los niveles de biodiversidad. Además, el 75% de los entornos terrestres y el 40% de los ambientes marinos han sufrido alteraciones significativas, reflejando una crisis ambiental sin precedentes.
Esta drástica transformación de los ecosistemas requiere una urgente valoración de las causas, una revaluacón de las prácticas y adoptar medidas efectivas para proteger y restaurar la biodiversidad, capital esencial para la supervivencia y el bienestar de la vida en la Tierra.
Las actividades empresariales a menudo impactan negativamente sobre el capital natural como consecuencia de la explotación de recursos y la contaminación, entre otros factores, lo cual aumenta la exposición a riesgos relacionados con la biodiversidad.
Ante esta realidad, los líderes empresariales son cada vez más conscientes de la importancia de la naturaleza para el correcto desarrollo de sus operaciones y buscan herramientas para identificar, cuantificar y mitigarlos impactos, evaluar los riesgos para sus respectivos negocios y en última instancia, pero no menos importante, aprovechar las oportunidades relacionadas con la biodiversidad.
Por eso, así como hace una década las empresas adoptaron programas de descarbonización para combatir el cambio climático, actualmente están surgiendo marcos e iniciativas internacionales con el objetivo de delimitar los enfoques que permitan mejorar y regenerar la biodiversidad, involucrando activamente al sector privado.
El primer hito relevante se alcanzó a finales del año 2022 con la publicación del Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal. Este acuerdo, firmado por los países que forman parte del grupo de las Naciones Unidas, establece criterios y líneas de acción para poner freno y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030 y restaurar los ecosistemas para 2050.
A partir de este Marco se han elaborado otras directrices para promover la acción a favor del capital natural, exigiendo un mayor nivel de transparencia a las organizaciones empresariales. En este contexto, surge la Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD), un estándar por y para el sector privado, que tiene el objetivo de ayudar a identificar los impactos y las dependencias con la naturaleza, así como evaluar los riesgos y oportunidades relacionados para incorporarlos en los procesos de las compañías.
Nuevos actores privados están entrado en el espacio de la conservación de la biodiversidad, aprovechando las oportunidades de un nuevo modelo que proteja y fomente la regeneración del capital natural. La reforestación o la agricultura regenerativa son un buen ejemplo de estas prácticas.
Este aumento de actores privados y de nuevos modelos de negocio se están convirtiendo en un acelerador para el mercado de capitales impulsando la financiación de este tipo de proyectos, que están evolucionando hasta los denominados créditos de biodiversidad.
Créditos de biodiversidad, un mercado de 2.000 millones de dólares en 2030
Estos créditos dan respuesta a una estrategia que busca canalizar inversiones asociadas a una mejora efectiva de la biodiversidad. El objetivo principal es ofrecer una unidad negociable de biodiversidad que proporcione una opción de inversión completa y transparente. A nivel mundial, ya existen empresas que ofrecen estos productos financieros, a pesar de que todavía existan ciertas carencias en el modelo, por falta de estandarización metodológica, así como el valor concreto de estos productos.
Sin embargo y a pesar de estas limitaciones preliminares y propias de un mercado todavía inmaduro, según un informe del World Economic Forum, el mercado de los créditos de biodiversidad están ganando tracción como una herramienta viable para la conservación y restauración de la biodiversidad, estimando un mercado de hasta 2.000 millones de dólares a 2030 y de 69.000 millones a 2050.
Asimismo, los creditos de biodiversidad permitirían a las empresas generar negocios más resilientes, desarollando estrategias de negocio que fomenten el impacto positivo sobre la naturaleza mientras se explota una nueva oportunidad de mercado. En este sentido, estos créditos ejercen tres grandes palancas:
Aumentan la resilencia de las empresas y mitigan sus riesgos
Los créditos de biodiversidad permitirían mitigar los riesgos de biodiversidad según la jerarquía de los niveles de mitigación, reduciendo la exposición de las empresas a los riesgos fisicos y de transición que generan a través de su actividad, como los cambios regulatorios y las expectativas de inversores.
Sirven para dar un paso más en los compromisos a ser Nature Positive
La compra de créditos de biodiversidad también son una manera de que las empresas puedan llegar a ser net positive con la naturaleza, contribuyendo más allá de la mitigación de los impactos negativos generados. Este enfoque no solo mejoraría la reputación de las empresas, sino que también permitiría cumplir con las expectativas de sostenibilidad de los consumidores.
Generan nuevas oportunidades de negocio
La entrada en proyectos de créditos de biodiversidad puede generar oportunidades de negocio y de innovación. Las empresas pueden descubrir potenciales beneficios para desarrollar productos relacionados con la naturaleza, abriendo nuevas vías de ingresos y mejorando su sostenibilidad a largo plazo.
En España, el mercado de créditos de biodiversidad tiene un gran potencial debido a la rica diversidad biológica del país y a la creciente consciencia sobre la importancia de la conservación.
Los créditos de biodiversidad son una oportunidad para contribuir a la recuperación de la fauna y la flora en las zonas rurales de España, canalizar capital privado hacia estas regiones y generar empleo verde, atrayendo población y apostando por la cohesión de estos territorios, así como explorando estas nuevas oportunidades de negocio.
La implementación de los créditos de biodiversidad puede convertirse en una palanca catalizadora para el desarrollo de proyectos de conservación a gran escala, que no solo preservan el medio ambiente, sino que también fortalecen la economía local.
El mercado de la biodiversidad parece que empieza a despertarse, fomentando la aparición de nuevas oportunidades para la inversión privada y el desarrollo de negocios sostenibles. Los créditos de biodiversidad, aunque todavía en una fase incipiente, pueden convertirse en una herramienta clave para canalizar capital hacia la conservación, ofreciendo beneficios tanto para la naturaleza como para las empresas.
A medida que más empresas adopten planes de biodiversidad y busquen formas innovadoras de mitigar sus impactos ambientales, los créditos de biodiversidad se posicionarán como un componente esencial en la transición hacia una economía más comprometida con la naturaleza.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Medioambiente 2024