Lo primero que me gustaría es daros las gracias a todas aquellas personas y empresas que ya estáis trabajando para reducir el impacto del #ictus en nuestra sociedad, cada día sois más, a todos vosotros muchas gracias.
Para todos las demás que aún no estéis trabajando en esta línea seguramente por no conocer el impacto real que el ictus tiene en vuestro entorno y sobre todo por no conocer lo que desde vuestra empresa se puede hacer para ayudar a mejorar la situación del #ictus en nuestro país, permíteme estas líneas para que intente convencerte.
Para situarnos el ictus es una enfermedad cerebrovascular relacionada con el cerebro (ictus), el ictus es una enfermedad que limita la llegada de sangre al cerebro provocando el consiguiente daño neuronal, pudiendo traducirse en secuelas físicas, cognitivas o conductuales.
El coste social del ictus representa más de 6.000 millones de euros al año en España, aproximadamente el 5% del gasto sanitario público, el ictus es desde hace años la primera causa de muerte en la mujer (cinco veces más de mortalidad que el cáncer de mama) y representa por ejemplo 17 veces más que las muertes provocadas por accidentes de tráfico.
En nuestro país hay 120.000 casos anuales y por desgracia no es una enfermedad en retroceso, según datos de la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades vasculares son la primera causa de mortalidad a nivel mundial (infarto e ictus) y son las que más crecimiento han experimentado en los últimos veinte años, enfermedades que en gran medida tienen que ver con promoción básica de la salud.
Por último y para terminar de “asustarte”, una de cada cuatro personas tendrá un ictus a lo largo de su vida, ¿hay alguien que no conoce algún caso en su entorno cercano?, pues por desgracia la respuesta es no, todos conocemos algún caso y ya nos hemos cruzado con la enfermedad.
Siento haberte mostrado la realidad de la enfermedad a través de su dimensión, pero espero haber conseguido llamar tú atención, ahora déjame que te cuente como desde tú empresa podéis ayudarnos a cambiar las cosas, a mejorar la situación del ictus en nuestra sociedad.
Lo primero es desterrar la creencia que se tiene sobre la enfermedad, el ictus no es una enfermedad exclusiva de gente mayor, el ictus es una enfermedad que también afecta a adultos en edad laboral, jóvenes, incluso a niños.
Uno de cada tres ictus se da en personas laboralmente activas, es decir empleados, un 35% no es una cantidad “residual” estamos hablando de un impacto en adultos jóvenes muy elevado, según el Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo las enfermedades no traumáticas son la primera causa de mortalidad por accidente de trabajo en nuestro país.
¿Y qué hacemos? ¿cómo podemos cambiar las cosas?, lo primero es permitir a nuestros empleados que conozcan la enfermedad, si a ti hay algo que te ha llamado la atención, algo que no sabias, ¿porque a ellos no les va a pasar lo mismo?.
El ictus es una enfermedad altamente prevenible, el 90% de los ictus son debidos a factores modificables sobre los que podemos actuar (impacto a medio plazo), pero además el ictus es una enfermedad tiempo-dependiente, significa que el tiempo de detección y la forma de actuar marca la diferencia en las posibilidades de recuperación (impacto a corto plazo).
¿Debemos actuar en las dos líneas? ¿medio (prevención) y corto plazo (actuación)?, claramente sí, pero donde podemos tener resultados inmediatos (salvar vidas y reducir secuelas) es en la línea de actuación, conseguir que nuestros empleados puedan ayudar a otros.
Desde la Fundación Freno al ICTUS llevamos años creando “espacios cerebroprotegidos”, lugares de trabajo donde una persona en contacto con otras personas, compañeros, clientes, entorno social o familiar, esté preparada y formada para identificar los síntomas de un #ictus, estabilizar al afectado y dar la voz de alarma, al hospital no se va, al hospital te llevan y te llevan los servicios de emergencia (112) después de activar el “código ictus”.
Este proyecto lo hemos desarrollado en empresas de diferentes sectores de actividad, sectores muy diferentes entre ellos, desde producción (empleados con poca exposición a su cliente, pero si a sus compañeros), pasando por servicios de gran consumo (empleados en contacto continuo con su cliente final, con la sociedad) y en todos ellos hay además un común denominador, están en contacto con su entorno personal, con su familia.
Como ejemplo contaros uno de los últimos proyectos que hemos desarrollado junto a Nationale- Nederlanden, hemos certificado todas las oficinas comerciales de la Compañía en España como espacio cerebroprotegido, empleados de Nationale-Nederlanden distribuidos entre todos sus puntos de venta, formados para detectar y actuar ante un posible caso de ictus, es decir para ser los primeros en levantar la mano y acelerar la cadena de supervivencia frente a un ictus.
Como he dicho al principio, ya sois muchos de vosotros que os habéis sumado al proyecto, gracias, a todos los demás un llamamiento, os necesitamos para seguir mejorando aún más la situación, súmate y pon freno al ICTUS.