El medio ambiente, la salud, el derecho, la calidad y la seguridad son conceptos de los que se ha valido la empresa para producir diferenciación, reputación, fidelizar clientes y aportar más valor a sus accionistas o inversores. Esos mismos conceptos, sin embargo, forman parte del ejercicio cotidiano de las profesiones al servicio de las empresas.
Es cierto que esta redundancia es bienvenida por las profesiones en general, y las sanitarias en particular, por cuanto viene a reforzar el objetivo para el que fueron concebidas: promover la salud de los pacientes y procurar bienestar a la ciudadanía a través de la sublimación de la deontología, que es condición sine qua non del buen ejercicio profesional y de la calidad del producto o servicio. Si, además, la empresa coopera con las organizaciones colegiales compatibilizando la generación de valor con el cuidado preventivo, terapéutico y/o paliativo de la salud y su promoción y protección estaremos contribuyendo de forma importante a un desarrollo más seguro y menos ficticio.(…)
La transparencia es fundamental en la construcción de la RSC, y trae condicionantes específicos que no pueden olvidarse en ninguno de los puntos de la cadena de valor de la salud.
* Más información sobre DOSSIER SALUD Y RSE (nº 1) aquí