Cerramos un año 2020 complejo, en el que los retos sociales derivados de la crisis de COVID-19 han puesto en jaque los derechos humanos en todas las regiones del mundo, profundizando las grandes desigualdades socio-económicas y dejando al descubierto las brechas del sistema.
Ante este contexto, abordar los riesgos derivados de la vulneración de los derechos humanos desde la perspectiva empresarial es más urgente que nunca, como refleja el informe ‘Cerrando las brechas de desigualdad. Una oportunidad para las empresas’ publicado por Forética y en el que analiza el papel de las empresas ante los retos de la desigualdad desde una triple dimensión: Derechos humanos, reto demográfico y desigualdad territorial y diversidad e inclusión.
Según este estudio, en los últimos años la gestión de los aspectos sociales se ha vuelto más importante para las empresas lo que supone una creciente relevancia de la “S” social en el ya consolidado enfoque ESG de la sostenibilidad. Como resultado de ello, hoy encontramos 4 tendencias que son fundamentales para comprender la gestión de los derechos humanos desde la perspectiva empresarial:
- Fortalecimiento de la acción conjunta en el ámbito de los derechos humanos, como instrumento para responder a la desigualdad y con una presencia transversal en la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
- Desarrollo normativo con un claro avance desde la voluntariedad (ejemplo, UNGPs) a la obligatoriedad a través de normativa nacional y europea (ejemplo, Directiva Europea de Diligencia debida para empresas en 2021), avanzando así hacia una normativa más clara y detallada sobre lo que se espera de las empresas y con el establecimiento de marcos comunes de reporting y rendición de cuentas.
- Liderazgo empresarial en la promoción de los derechos humanos, de modo que las empresas abordan de manera más proactiva estas cuestiones y el papel de la alta dirección permite avanzar del compromiso a la acción.
- Integración en las agendas de sostenibilidad como resultado de un mayor interés en los derechos humanos por parte de inversores y consumidores, mejorando de este modo la gestión de los riesgos no financieros en las empresas.
Estas tendencias actuales muestran que la gestión de los derechos humanos es un asunto cada vez más material para las organizaciones y en los próximos años se prevén importantes avances en la materia lo que permitirá reforzar el papel de las empresas ante los derechos humanos.
Tenemos la oportunidad por delante de potenciar una reconstrucción sostenible e inclusiva, en la que no dejemos a nadie atrás. Esperamos que el 2021 suponga un paso importante en la gestión de los aspectos sociales, con una importante contribución en el ámbito empresarial.