El cambio climático y su efecto devastador en la biodiversidad es ya por desgracia una realidad tan palpable que muy pocos niegan. Desde el sector de la inversión cada vez son más los convencidos de que sólo las empresas que sepan interpretar la coyuntura actual y apuesten por políticas robustas de descarbonización serán aquellas que también generen beneficios. Y la ecuación del futuro es simple: o eres sostenible, o no eres.
Cada vez son más las empresas que han tomado la determinación de transformar su modelo de negocio para adaptarlo a las nuevas necesidades y poder hacer frente a los retos del futuro. Ya no basta con vender productos o servicios que sean respetuosos con el planeta y las personas; además, el modelo productivo y de consumo, cómo se fabrican y se usan esos productos para minimizar su impacto medioambiental, qué criterios determinan la selección de las compañías que forman parte de la cadena de valor, etc. son elementos cada vez más cruciales en la definición de las estrategias empresariales.
El sector privado está llamado a acelerar esta transformación hacia un modelo más en equilibrio con la naturaleza no sólo porque el contexto regulatorio y político empujen en esta dirección, sino porque la sostenibilidad se ha convertido también en un valor para muchas personas que buscan un propósito más allá de un sustento económico, que quieren contribuir con su trabajo a un mundo un poco mejor.
El hecho que cada vez haya más empresas con un departamento de sostenibilidad y profesionales provenientes de diferentes disciplinas dedicados a esto pone de manifiesto que el cambio se está produciendo de manera real y tangible. La propia transformación de Vestas, que lleva trabajando más de cuarenta años por una transición energética justa y renovable en todo el mundo, está siendo así: apostamos por el ecodiseño y por la búsqueda de soluciones que nos permitan llevar a cabo nuestra actividad sin dañar con ello el planeta. Pero esta premisa implica ir más allá, llevando la sostenibilidad a todas las áreas de la organización para que realmente se trate de un cambio estructural que desencadene resultados positivos.
En la transición hacia la sostenibilidad, las empresas juegan un papel transformador que tiene un efecto dominó: todo lo que hagamos, bien o mal, impacta a su vez a las empresas con y para las que trabajamos, directa o indirectamente. En Vestas tenemos una visión muy clara y queremos convertirnos en la empresa líder del sector en soluciones sostenibles, pero también son nuestros propios clientes los que nos hacen ser mejores y aspirar a reforzar aún más nuestro compromiso.
Aunque el concepto de la Sostenibilidad se haya puesto de moda, todavía las iniciativas en este ámbito se asocian demasiado a menudo a “gasto” o “coste extra” en el seno de muchas empresas, incluso de las que se autodefinen como “sostenibles”. Por ello es tan importante que se mantenga, e incluso vaya más allá, el compromiso político adquirido para generar el contexto adecuado que fomente la transición de la economía lineal a una circular que promueva a su vez el uso eficiente de los recursos y sea más responsable con el medioambiente. Se trata de desvincular el crecimiento económico de la degradación medioambiental y para ello es fundamental incentivar modelos de producción y de consumo más sostenibles, a todos los niveles.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día del Medio Ambiente