Las mujeres, los hombres, los niños y las niñas tienen derecho a la atención sanitaria, a la educación, a la seguridad, al empleo y a las oportunidades económicas, a la participación y representación políticas y a la protección contra la discriminación. Sin embargo, en todo el mundo, las mujeres y las niñas se ven privadas de estos derechos básicos en su vida cotidiana, a menudo a causa de su género.
La desigualdad de género no afecta únicamente a las mujeres y las niñas. Impide el bienestar, los medios de vida y las oportunidades de los niños y sus familias y el desarrollo sostenible de los países y las sociedades. Pero la desigualdad de género no es inevitable. Creemos que la asociación igualitaria entre mujeres y hombres es fundamental para que las familias y las sociedades sean fuertes. Se necesitan comunidades enteras -mujeres, niñas, hombres y niños- para acabar con la injusticia y transformar las prácticas discriminatorias. Sabemos que invertir en las niñas conduce a un futuro mejor para todos.
Por estas razones, abordar la igualdad de género es una de los objetivos clave del trabajo de World Vision. Abordamos esta cuestión a nivel local e internacional a través de nuestros programas de promoción y desarrollo en una diversidad de sectores, siendo la educación uno de los más importantes. En muchos países, las niñas siguen sin ir a la escuela porque educarlas se ve como un gasto innecesario y no se considera una inversión legítima.
La educación es la clave para un futuro mejor
Cuando las niñas empiezan a ir a la escuela, pueden verse obligadas a abandonarla para obtener ingresos o realizar tareas domésticas. También cuando empiezan a menstruar, debido a unas instalaciones inadecuadas, si se quedan embarazadas o para evitar el acoso sexual en la escuela o de camino a ella.
Actitudes y circunstancias como éstas hacen que más de 30 millones de niñas en edad de cursar la enseñanza primaria en todo el mundo no estén escolarizadas y que las niñas tengan menos probabilidades que los niños de estar matriculadas en la escuela, especialmente en la enseñanza secundaria.
Sin embargo, la educación de las niñas se considera la mejor inversión que pueden hacer los países en desarrollo. Estudios del Banco Mundial demuestran que un año más de escuela secundaria puede aumentar los ingresos futuros de las niñas entre un 15% y un 25%.
Conoce la historia de Rachel
En 1974, Rachel tenía 12 años. Acababa de terminar la escuela primaria y, debido a una enfermedad y a la falta de educación secundaria en su pueblo rural de Chad, no pudo continuar con su educación. “Me decepcionó mucho tener que abandonar mis estudios. Había muy pocas niñas en la escuela, y eran muy pocas las que lograban terminar la secundaria”, explica. De haberlo hecho, se habría convertido en la primera chica de su comunidad en conseguirlo.
Rachel se resignó a que nunca terminaría sus estudios. Se casó en 1986 y se convirtió en ama de casa como la mayoría de las mujeres de las zonas rurales de todo el país. Pero las cosas estaban a punto de cambiar para ella. “En 1988, World Vision llegó a nuestra aldea y pidió a nuestro jefe que propusiera a una mujer que supiera leer y escribir para formarla como partera”, cuenta Rachel. “Al ser la única mujer de mi pueblo que sabía hacerlo me eligieron”.
Así fue como se convirtió en la única partera de su comunidad, atendiendo hasta 40 partos en el centro de salud, apoyada por una enfermera. “Ahora soy madre de siete hijos y estoy contenta porque todos mis hijos conocen mi posición sobre la protección y los derechos de los niños y las niñas. No sólo ayudo a las madres a dar a luz. Les aconsejo que permitan a sus hijas ir a la escuela y que eviten que se casen antes de los 18 años. Todo el mundo aquí en el pueblo sabe que aprecio a mis hijas y a nadie se le ocurriría llevarlas al matrimonio antes de que terminen sus estudios. Yo no pude terminar mis estudios, pero me aseguraré de que todas mis hijas lo hagan”.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de la Mujer 2022.