Las ciudades tal y como están planteadas actualmente, son uno de los escenarios responsables de las emisiones causantes del cambio climático, y por lo tanto tienen que formar parte de las soluciones que se planteen para afrontarlo. Más de la mitad de la población mundial vive en ellas, son grandes consumidores de energía y con el modelo energético existente, responsables del 70% de las emisiones GEI’s, provocando una enorme huella de carbono suma de las acciones correspondientes a la planificación y al diseño de las mismas.
Existen innovaciones y respuestas en todos los sectores que conforman una ciudad como son: energía, construcción, movilidad y la planificación de las ciudades, todas tienen un gran potencial para reducir sensiblemente las emisiones producidas.
La situación de emergencia climática, el New Green Deal, así como la Misión Europea de “Ciudades inteligentes y climáticamente neutras: alcanzar cien ciudades climáticamente neutras para 2030”, dentro del programa Horizonte Europa, han destacado el papel fundamental de las ciudades en la respuesta a la situación climática y en la oportunidad de acelerar los cambios necesarios y trasversales para tener ciudades más seguras, resilientes y adaptadas al cambio climático.
El Acuerdo de Paris de 2015 y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, marcaron el inicio de una agenda global destacando el papel esencial de las urbes en la acción climática, subrayando que son “el espacio de convergencia de múltiples actores de la sociedad, donde conviven y se cruzan las estrategias de biodiversidad y protección de la naturaleza y de la salud humana, con la descarbonización de la energía, el transporte, los edificios e incluso la industria y la agricultura”.
A todas estas iniciativas se suma que España actualmente cuenta con el “Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia” que reconoce el papel fundamental de las ciudades en la transformación económica y social, por su capacidad de generar actividad a corto plazo con un efecto tractor sobre la industria y los sectores clave. Las ciudades configuran nuestro modo de vida y todas las acciones que llevamos a cabo día a día.
Se plantea un escenario en el que nunca hasta ahora se había visto la importancia y el protagonismo de las ciudades. Si somos capaces de cambiar y adaptar la manera de planificar, construir y gestionar nuestras ciudades, a los nuevos hábitos, usos y necesidades que la población demanda, lograremos tener espacios de convivencia sostenibles y que den respuesta a los retos del siglo XXI.
En el sector de la edificación, tenemos que ser capaces de lograr hogares y edificios sin emisiones de carbono, lo que implica que la calefacción, la iluminación, la refrigeración, han de adecuarse a nuevos modelos de edificación mediante la construcción de edificios e infraestructuras eficientes, el diseño de tecnologías innovadoras, el empleo de energías renovables, y adecuarse a las condiciones tanto climáticas como de toda índole locales.
La edificación engloba a otros muchos sectores implicados, que también deben de adaptar nuevos modelos de producción y explotación de los materiales empleados en la construcción, teniendo que reducir sus emisiones para contribuir a la diminución de la huella total de carbono del sector.
La arquitectura no debe quedarse al margen y tiene mucho que aportar en cuanto a las soluciones y a su implicación. Según los datos de 2019, el sector de la construcción y edificación fue el responsable del 38% de las emisiones globales de CO2. Pero es también cierto que este sector está compuesto por una gran cantidad de profesionales que han asumido que la sostenibilidad no es solo concepto y que aplique únicamente al resultado final. Se trata de una cadena que comienza con los profesionales, los recursos materiales y energéticos empleados y que ha de estar alineada con las actuales necesidades ambientales y ciudadanas.
Hacer urbanismo es una manera de hacer política, además muy cercana y visible, la arquitectura es una herramienta para lograrlo. Los compromisos por parte de los gobiernos no son suficientes y además se requiere el trabajo comprometido y conjunto de todos los sectores involucrados.
En este contexto y marco actual, ya desde hace algunos años el Observatorio 2030 del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España, se constituyó como mesa de trabajo sectorial que está alineando de manera transversal a todos los agentes implicados en nuestro país en el diseño de las ciudades: administraciones públicas, grupos industriales y el tercer sector (fundaciones, asociaciones, institutos tecnológicos y universidades), liderados por los arquitectos. Es un marco idóneo para lograr la visión integral y el enfoque holístico necesarios para el enorme reto que tenemos planteado, y que permitirá aterrizar acciones concretas en nuestras ciudades, que sean aceptadas por los ciudadanos y adaptadas a los ciudadanos.
Para finalizar me gustaría enfatizar que disponemos de la tecnología, de los profesionales, de las organizaciones y el compromiso de los ciudadanos. Además, tenemos una Agenda 2030 con 17 objetivos bien identificados, varias iniciativas europeas y nacionales como las descritas previamente, indicadores para el seguimiento y monitorización de las acciones, tenemos un plan de acción que necesitamos poner en marcha.
Los datos son tozudos y nos indican que la naturaleza nos avisa y que tenemos que trabajar cada vez más rápido, no tenemos tiempo. Pero, a pesar de todos los esfuerzos, La “Declaración del sector de la edificación ante la emergencia climática” lanzada por el Observatorio2030 del CSCAE es un ejemplo de movilización que aglutinó y sigue sumando, más de 1.000 adhesiones con compromisos concretos, no se lograrán resultados si la maquinaria política, nacional e internacional, no se compromete y activa las medidas necesarias y eficaces para disminuir las emisiones de CO2, este es el gran reto.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Espacios Urbanos Sostenibles