La inclusión en las aulas es una cuestión que ha ido ganando más peso en los últimos años. Dentro del debate de cómo llevar a cabo una inclusión real de los alumnos con necesidades específicas, una de las materias más difíciles de abordar ha sido la educación física y el deporte, tanto a nivel escolar como a nivel extraescolar.
El recreo es un momento clave en la educación de los niños y los adolescentes. Es en el patio donde los estudiantes desarrollan su personalidad, su habilidad para socializar y la capacidad de disfrutar del deporte con sus compañeros. Además, la práctica deportiva impulsa valores como la cooperación, la solidaridad o la empatía, elementos clave para la integración social.
Para la comunidad educativa es todo un reto adaptar las actividades para que incluyan a los alumnos con discapacidad, sobre todo en la asignatura de Educación Física. Tanto en el contexto escolar, como en el extraescolar, el profesor o la persona responsable debe estar al tanto de las barreras existentes entre deporte y discapacidad para intentar derrumbarlas con la ayuda del resto del alumnado.
Tal y como indican las conclusiones de un reciente estudio titulado “Efectos de un programa de concienciación hacia la discapacidad en Educación Física” existe un vacío tanto en el profesorado como en los estudiantes en materia de Educación Física inclusiva, por lo que es necesario investigar para poder mejorar y crear programas en las escuelas que fomenten esta disciplina.
Es por ello por lo que en Fundación Sanitas decidimos crear en 2010 tanto la Cátedra de Estudios sobre el Deporte Inclusivo en la Universidad Politécnica de Madrid, como la Alianza por el Deporte Inclusivo con diversas instituciones del mundo del deporte y de la discapacidad. Con el objetivo de contribuir a la práctica de deporte entre personas con y sin discapacidad, desde entonces, cada año hemos desarrollado diferentes actividades y eventos inclusivos.
En este sentido, una de nuestras iniciativas consiste en llevar el deporte inclusivo a la escuela a través del programa educativo DIE (Deporte Inclusivo en la Escuela), cuyo objetivo es formar al profesorado para que incorpore en sus clases de Educación Física la práctica de deporte inclusivo. Además, el programa permite dar reconocimiento a la práctica deportiva inclusiva en los centros educativos. Hasta el momento hemos formado a más de 700 profesores y han disfrutado del programa más de 40.000 alumnos.
Asimismo, a través de la Cátedra Fundación Sanitas de Estudios sobre Deporte Inclusivo, llevamos a cabo una importante labor de investigación y docencia para que los profesionales puedan aplicar las teorías de la inclusión en sus respectivas materias.
Siempre he confiado en que el cambio y el desarrollo de una sociedad radica en la educación. Aunque pueda haber otras muchas cuestiones que interfieren, cuando los niños aprenden a convivir con personas de su misma edad con discapacidad e interiorizan nuevas normas, comportamientos y espacios, se garantiza un aprendizaje que, sin lugar a dudas, va a dejarnos un futuro mejor y más inclusivo.
Considero que son estas acciones las que marcan la diferencia cuando hablamos de igualdad, por eso nuestro compromiso es seguir aprendiendo y formando a profesionales de todos los ámbitos para poder alcanzar una sociedad donde la inclusión sea una realidad, especialmente en materia educativa pues, como he mencionado, es uno de los pilares en los que se sustenta nuestro presente, pero sobre todo nuestro futuro. Nuestra misión siempre ha sido trabajar para que el deporte, el ocio y la calidad de vida sean derechos que cualquier persona pueda disfrutar.
Sin embargo, nuestro camino no acaba aquí. Vamos a seguir trabajando para desarrollar nuevos proyectos y conocimientos que nos permitan avanzar, para educar deportivamente en los valores de la inclusión y trasladar todo lo que aprendamos a todos los ámbitos de la sociedad. Porque si algo tenemos claro es que, sin inclusión en las escuelas, no es posible un futuro justo, igualitario y real.
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