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Hace solo unas décadas, hablar de un sistema energético basado exclusivamente en fuentes renovables parecía una idea lejana. Hoy, sin embargo, el debate ya no es si es posible, sino cuándo y cómo podremos lograrlo. La tecnología ha avanzado a gran velocidad y el despliegue de energías limpias es cada vez mayor, pero la transición sigue enfrentando obstáculos.
España, con su gran potencial solar y eólico, tiene la oportunidad de liderar este cambio. Sin embargo, lograr un sistema energético completamente renovable implica superar desafíos como la modernización de la red eléctrica, el desarrollo del almacenamiento energético y la mejora en la gestión de la demanda.
Contigo Energía, empresa centrada en el suministro y gestión de energía 100% renovable y soluciones de autoconsumo y eficiencia energética, analizan los principales desafíos de la transición energética en España. Ambas compañías coinciden en que el camino está claro, pero que aún quedan barreras que impiden acelerar la transformación del sistema energético.
Modernizar la red y garantizar un suministro estable
Para Luis García, director general de Contigo Energía, el principal reto es la falta de flexibilidad del sistema eléctrico. A pesar de que las renovables ganan peso en el mix energético, sigue habiendo momentos en los que no se puede aprovechar toda la energía generada por falta de capacidad de almacenamiento y una gestión ineficiente de la demanda.
Esto provoca que en determinados días del año haya un exceso de generación renovable que no se utiliza, mientras que en otros momentos se sigue dependiendo de fuentes fósiles.
A este problema se suman las trabas administrativas para la conexión de puntos de generación y de demanda, para la instalación de infraestructuras de autoconsumo y la baja interconexión con Europa, que limita la posibilidad de intercambiar energía con otros países en momentos de exceso o déficit de producción.
“Si impulsamos el almacenamiento, la electrificación con energía 100% renovable y un mercado más flexible, podremos acelerar la transición energética y aprovechar mejor la energía renovable”, indica García para quien la solución pasa por impulsar mecanismos que permitan una mejor gestión de la demanda, invertir en infraestructura de red, incentivar el consumo en momentos de alta producción renovable y apostar por el almacenamiento a gran escala.
En un sistema 100% renovable, el ecosistema energético sería más descentralizado, lo que permitiría que empresas y ciudadanos generaran y gestionaran su propia energía.
“Al no haber dependencia de los combustibles fósiles, alcanzaríamos nuestra independencia energética y habría una mayor estabilidad en los precios de la electricidad aislados de las tensiones geopolíticas que estresan los precios de los combustibles fósiles”, señala.
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