Las ciudades de todo el mundo constituyen la “principal causa del cambio climático”, pero también pueden formar parte de la solución para lograr la reducción de los nocivos gases de efecto invernadero que provocan el aumento de la temperatura global.
Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y probablemente esta cifra aumente a más de dos terceras partes para 2030. Las ciudades consumen una gran parte del suministro energético mundial y son responsables de aproximadamente el 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero derivadas de la energía, que absorben el calor y provocan el calentamiento de la Tierra.
Los niveles de dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero más común, han alcanzado los niveles más altos de la historia, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles para la producción de energía.
La enorme huella de carbono creada por nuestras ciudades es el resultado de una mala planificación y diseño. La dispersión a los suburbios con pocos medios de transporte público y hogares alejados del trabajo y de los comercios produce un aumento de coches en las carreteras emitiendo dióxido de carbono. Además, la mayoría de los edificios siguen utilizando combustibles fósiles para cubrir sus necesidades energéticas.
Así vemos como las ciudades, si bien son la principal causa del cambio climático, también son las más afectadas. La mayoría de ellas están ubicadas cerca del agua, lo que supone un peligro por el potencial aumento del nivel del mar y las tormentas. Al mismo tiempo, dado su destacado papel como centros de innovación y creatividad, también esperamos que nos proporcionen respuestas. Las soluciones e innovaciones en los sectores de energía, construcción, movilidad y planificación de las ciudades tienen el potencial de reducir considerablemente las emisiones.
Cambiando la forma en que planificamos, construimos, gestionamos y suministramos energía a nuestras ciudades y pueblos se pueden obtener enormes beneficios en la reducción de gases nocivos.
Las ciudades bien diseñadas, compactas, transitables y con un buen sistema de transporte público reducen en gran parte nuestra huella de carbono per cápita y son esenciales para alcanzar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de los cuales la acción climática constituye una parte fundamental.
Es urgente reducir la cantidad de dióxido de carbono producido por nuestros hogares y oficinas mediante la transición a edificios sin emisiones de carbono, que no usan ningún tipo de combustible contaminante para la calefacción, la iluminación, la refrigeración o la electricidad. Pueden conseguirlo aumentando su eficiencia energética y utilizando fuentes de energía renovables.
Las ciudades, pueblos y aldeas en desarrollo pueden construir edificios e infraestructuras muy eficientes energéticamente y diseñarlos mediante el uso de tecnologías innovadoras teniendo en cuenta el clima local. Por ejemplo, la mayoría de las nuevas construcciones en los próximos 30 años se producirán en África y Asia y deberían abandonar el aire acondicionado y potenciar la ventilación natural.
El transporte también produce cantidades significativas de emisiones contaminantes. Las ciudades no deben planificarse en base a los coches, sino a las personas e invertir en transporte público sin emisiones de carbono, rutas peatonales y carriles bici protegidos.
El transporte público eléctrico, en base a energías renovables, podría evitar la emisión de 250 millones de toneladas de dióxido de carbono para el año 2030, así como mejorar la salud de los ciudadanos y disminuir el ruido y la contaminación atmosférica en nuestras ciudades.
Por otro lado, a medida que se descomponen los residuos orgánicos emiten metano, un gas de efecto invernadero mucho más peligroso a corto plazo que el dióxido de carbono, por lo que es fundamental minimizarlos mejorando los métodos de gestión de desechos y adoptando medidas para capturar y reutilizar las emisiones de metano de los vertederos.
Y, aparte de las soluciones a largo plazo que requieren un cambio en la forma en que operan nuestras economías, todos podemos tomar decisiones personales para modificar nuestro estilo de vida y pautas de consumo.
Sin duda, el momento es ahora, es el momento de las personas, de las ciudades y del planeta.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional contra el Cambio Climático.