Como en otros países, la pandemia ha desvelado las debilidades en el accionar de las propuestas de bien social en el Perú que no pudieron continuar tras la emergencia sanitaria. Esta preocupación obliga a observar desde otra óptica la sostenibilidad de los programas de responsabilidad social que hoy se emprenden en el Perú. En ese contexto, la universidad ESAN ha reformulado su propuesta profesional, que hoy comparte en la siguiente entrevista para Corresponsables.
¿Cuál es la situación de la responsabilidad social en nuestro país y cuáles cree que son sus desafíos?
Al inicio de la pandemia fuimos testigos de la importante labor social que se desempeñó desde la ciudadanía hacia las poblaciones vulnerables, pero ello solo constituye un aporte a corto plazo. Si vemos las noticias o revisamos los programas del Estado, no tienen ni para los comedores populares. Entonces, uno se pone a pensar que falta mucho y que, si tuviésemos alianzas y personas que pudieran apoyar más, estos programas podrían sostenerse. El cambio por el que debe atravesar la responsabilidad social en el Perú apunta a lograr una sostenibilidad para que, así venga una pandemia, una guerra o una inflación, los programas no sean afectados. Por ende, queda mucho por trabajar. Un factor principal para abordar con efectividad esta cuestión es la conformación de alianzas.
En la actualidad, ¿qué proyectos e iniciativas tienen dentro de su propuesta de responsabilidad social y quiénes son los beneficiados?
Durante la pandemia, organizamos la Hackathon del Bicentenario para reactivar las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Esta experiencia nos enseñó a ser más conscientes en temas de sostenibilidad y medioambiente. Además, tenemos un programa con niñas de comunidades que, actualmente, se encuentra como proyecto piloto en alianza con la Universidad La Salle de Barcelona, la Universidad Externado de Colombia y el Centro de Enseñanza Técnica y Superior (Cetys) de México. Es importante destacar que, de todos los emprendimientos que vemos ahora y de todas las tesis de nuestros alumnos en postgrado, el 30 % corresponden a temas sostenibles y de medioambiente. El eje de nuestra visión sobre la responsabilidad social en EcoESAN y ESAN Innovation Hub consiste en trabajar con todos estos emprendimientos e innovaciones, enfocados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Otros temas que trabajaremos se relacionan con el género y equidad.
Ahora que ha mencionado a EcoESAN, quisiéramos conocer un poco más de ello y cómo es que vienen trabajando con su población universitaria.
EcoESAN nace el 2013. No queríamos limitarnos a incorporar un área de responsabilidad social, sino también darle un nombre distinto, más amigable y relacionado a lo ecológico, con la idea de apuntar hacia un desarrollo sostenible. Como parte del sector educación, queríamos lograr una formación sostenible para nuestros alumnos que, con el tiempo, nos permitiese ver esta sostenibilidad.
Cuando se inicia este camino hacia la creación de EcoESAN, empiezan con el reciclaje. A raíz de ello, surgen una serie de anécdotas que les sirvieron para reforzar la idea. Cuéntanos, ¿qué ocurría en esos momentos?
Los primeros proyectos que empezamos tuvieron que ver con el reciclaje, lo cual implica hablar de una economía circular. Como anécdota, siempre menciono que soy como Vania Masías: recuerdo haber visto a veinte o más recicladores en menos de dos kilómetros y, cuando llegué a la universidad, pedí que me averiguaran cuánto costaría cada kilo de botella y de papel que podamos reciclar. Así empezó EcoESAN, con un interés por el desarrollo sostenible y el cumplimiento de cada objetivo de los ODS. En el 2017, empezamos a ser una universidad sostenible, ya que comenzábamos a ahorrar papel y agua, entre otros productos.
También se nos ocurrió organizar un proyecto con los alumnos del pregrado para llevarlos a Puno, pero antes debían ganar la competencia de quién reciclaba más. Hubo alumnos que nos trajeron camionadas de desechos de plásticos y papel para el reciclaje. Fueron ellos quienes nos ayudaron mucho con sus ideas y apoyo, y, por nuestra parte, entendimos que debíamos esforzarnos mucho más. En el 2018, empezamos a trabajar con empresas, cuyos desechos pudimos convertir en frazadas y mochilas con el apoyo de confeccionistas y de la industria del tejido.
En el camino hacia la sostenibilidad, la conformación las alianzas y el cumplimiento de los ODS son aspectos fundamentales.
Trabajamos mucho la conformación de alianzas, porque no podríamos hacer solos esta labor. La primera alianza que construimos, y que se mantiene hasta la actualidad, fue con el Ministerio de Educación (Minedu) porque, cuando llegamos a Puno, encontramos a niños que estudiaban con materiales educativos de 1999 en pleno 2013.
¿Cuánto ha sido el impacto que tuvo EcoESAN en estos años?
Hoy, los niños de Capilosuro reciben el material de este año. Ellos iniciaron sus clases con los materiales del 2022. Además, tenemos un proyecto donde capacitamos a los directores de los colegios de estas localidades y hace poco hemos traído a una de ellas. Lo bueno de esta labor es que la comunidad trabaja mucho de la mano con los profesores. También se incluye la participación de las asociaciones de padres de familia, sobre todo para el mantenimiento de las aulas y el cuidado de los suelos flotantes de totora sobre el lago Titicaca, que deben renovarse de manera periódica.
Una contribución importante fue la de una empresa que donó una embarcación a motor de gran capacidad para evitar que los niños asistieran al colegio en embarcaciones improvisadas como bateas o canoas endebles, y que el profesorado también usa para el inicio diario de clases. Otra contribución importante es la dotación de materiales escolares que Faber Castell entrega cada año a los alumnos de inicial, primaria y secundaria.
En una isla donde antes solo existían dos salones de primaria, ahora cuentan con salones de inicial, primaria y secundaria. Además, la educación secundaria, desarrollada bajo un enfoque politécnico, puede permitir que surjan profesionales capaces de contribuir a sus economías familiares a través de carreras, como gastronomía o guía de turismo, sin cambiar sus costumbres aimaras.
¿Tienen una métrica de cuántas personas se han beneficiado durante estos años?
Empezamos con 33 colegios. Hoy, apoyamos a 111 escuelas de las comunidades altoandinas de Puno. Además, hemos replicado la experiencia en alianza con la Marina de Guerra del Perú en Leticia, Iquitos. Sin embargo, con la llegada de la pandemia, tuvimos que suspender de manera temporal nuestras acciones durante el 2020. Hoy planificamos la reactivación de nuestras actividades para el 2023. Junto con la Universidad La Salle de Barcelona, planeamos replicar en dos comunidades cusqueñas la experiencia que ya nos ha permitido ser reconocidos en el ámbito internacional.
PRME es una de sus secretarías técnicas más importantes. Cuéntenos acerca de ello y de qué trata.
PRME es el principio de responsabilidad social en temas de academia, educación e investigación. Estamos trabajando acciones alineadas con el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, de manera que, con otras universidades, podamos apoyar a las empresas en sus reportes anuales de sostenibilidad.
¿Entonces están haciendo un acompañamiento?
Sí, pero no solo realizamos este acompañamiento como ESAN, sino también como parte del focal point del PRME. El objetivo es que estos principios de la educación para la gestión responsable no solo formen parte del respaldo a los objetivos del Pacto Mundial que nos ha dado la ONU en cuanto a los ODS, sino también que las universidades empiecen a cumplir estos objetivos como parte académica en sus investigaciones y dentro de sus proyectos sociales.
Si nos enfocamos a lo que acabas de mencionar, ¿qué otras acciones realiza ESAN, más allá de EcoESAN y de la ayuda a Puno?
Trabajamos en cuestiones de género y educación para la salud. Tenemos un programa en Recursos Humanos sobre bienestar y salud para los trabajadores y alumnos, que incluyen talleres de yoga y ejercicios, alimentación saludable y el bienestar de los trabajadores y alumnos.
Entonces, ¿los ODS en que se enfocan son equidad y educación?
Claro, también en conformación de alianzas y el fin de la pobreza, o hambre cero, que es parte de la contribución de ESAN a la comunidad, pero no como algo que vayamos a cubrir en particular. Otras universidades los ponen como fin, pero también creo que abarca parte de lo que nosotros hacemos con la comunidad. Trabajamos mucho los temas de salud, bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua y saneamiento y trabajo consiente. Con ello, abarcamos muchos objetivos y este año queremos abarcar un poco más.
¿Cuál es la importancia que le otorga ESAN a la comunicación de la responsabilidad social que viene trabajando?
Es importante difundir en la comunidad todos los proyectos que trabajamos como ESAN. Tenemos dos tipos de comunicación: interna y externa. Si en el nivel interno nuestros trabajadores no conocen con exactitud lo que hacemos como universidad, no podemos salir a trabajar a nivel externo.
Primero, es importante que todo el personal administrativo sepa qué hace EcoESAN. Luego, seguimos con los alumnos. Después, trabajos en la comunicación externa, a través de Conexión (revista mensual de ESAN), notas y comunicados de prensa, medios de comunicación y entrevistas.
¿Cuáles son sus próximos retos y desafíos relacionados con la responsabilidad social y cómo lo piensan cumplirlos?
El reto más grande que tenemos es trabajar con nuestros alumnos los temas de emprendimientos e innovación ambiental y sostenible, pero enfocadas hacia un negocio rentable, que contribuyan a revertir los efectos negativos del cambio climático y otros agentes que menoscaban el medioambiente y la energía. Todo proyecto sostenible debe ser rentable y, si no lo es, no funciona.
Un ejemplo es el proyecto que realizó un alumno con el respaldo de Innova. A partir de una maceta se empezó a idear una forma de captar energía a través de la luz solar para llevar luz a su comunidad en la sierra para que los niños puedan estudiar por la noche. A partir de esta propuesta, nuestro alumno desarrolló una empresa que, además, le ha permitido obtener premios y reconocimiento. Aquí se incubó y desarrolló toda la tecnología que llevamos como parte de la representación de Perú en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022.
Ese es el desafío que tenemos en ESAN: desarrollar más proyectos de este tipo, orientados a cambiar, transformar y contribuir al medioambiente y a la sociedad, pero, sobre todo, que sean rentables.
Escucha la entrevista completa aquí.