¿Cuál es la situación actual de la organización, tanto aquí como en el exterior?
Bueno a nivel general, son 19 países en lo que estamos presentes, siempre buscando los lugares de más complicado acceso, donde no llega la actividad pública. Allí hemos estado en estos 28 años trabajando en Perú, en distintos departamentos del país, siempre desde esta perspectiva.
En este nuevo ciclo, hemos empezado después de haber cerrado un proceso en algunas zonas donde nos encontramos. Hemos abierto en tres sitios emblemáticos. Uno es Curgos, el distrito más pobre del país según INDECI en 2015. El que más tasa de pobreza tiene. Es un lugar que está a 4 horas de Trujillo. Una población en el departamento de la Libertad, donde uno no pensaría que tiene esos niveles de pobreza, desigualdad y de exclusión frente a otras zonas del país. Luego en Andahuaylas, que es otro territorio complicado en el país. Y finalmente, hace unas semanas, iniciamos operaciones en el Callao, para ser exactos en Los Barracones.
Siendo una población de difícil acceso para el Estado debido a las condiciones complicadas de violencia y marginalidad, la vocación de Ayuda en Acción se centra en trabajar en lugares donde se necesita mejorar la calidad de vida de las personas para sacarlas de la línea de pobreza.
Además, trabajamos en lugares con procesos de largo plazo. Nosotros tenemos un esquema de trabajo en un proceso de identificación, contacto con la comunidad, identificación de socios, autoridades, línea de base, diagnóstico y propuesta de largo plazo. Cuando todos esos procesos concluyen exitosamente y llegamos a un buen entendimiento con los actores locales, nos quedamos entre 10 a 15 años, puesto que hacemos un trabajo generacional. Iniciamos el proceso con niños que estén accediendo a la educación temprana y prácticamente los acompañamos hasta los 16 ó 18 años y luego, con las herramientas brindadas a través del esquema educativo, tienen la capacidad para hacer su plan de vida. A lo largo de ese proceso, hacemos una acción muy integral, que tiene que ver con necesidades básicas, salud, educación, agua, etc. Esto tiene que ver con reactivación económica, generación de empleo, alineada al fortalecimiento organizacional y; el papel de los jóvenes en toma de decisiones.
Buscamos siempre la sostenibilidad ambiental y social, incidimos en los procesos productivos de las micro- empresas creadas por los beneficiarios en el proceso de empacado y comercialización y hacemos cooperativas para gestionar los sistemas de agua.
¿Cuál es la meta que tienen en Perú? ¿Cuál es el impacto actualmente?
Perú ha sido históricamente, en nuestros 28 años de trabajo, un lugar donde hemos puesto mucho interés. Hasta la fecha, desde Ayuda en Acción hemos hecho una inversión directa de cerca de 300 millones de soles. Anualmente invertimos entre 11 y 13 millones, aparte de la financiación de organismos, autoridades públicas, que también canalizamos.
En el caso de Perú, tenemos retos importantes dada la situación del país. Tenemos un reto de servir como vehículo para la sociedad peruana y expresar su solidaridad con el Perú. Hemos cerrado el año 2016 con 4.000 mil socios que nos apoyan económicamente. La segunda cuestión tiene que ver con situación del país. El país viene en crecimiento y ha tenido una época muy importante, pero aún sigue manteniendo brechas.
No lo decimos nosotros, lo dice el mismo gobierno, lo dice los organismos internacionales. Hay un trabajo que hacer para la gente que no está incluida dentro de los procesos productivos del país. La inclusión es educación, es acceso a servicios de primera necesidad, que existan fórmulas de trabajo en las zonas rurales donde puedan vivir dignamente. Ahí nos queda un largo periodo de acompañamiento con autoridades y actores peruanos.
En comparación con otros países de la región, en países como Perú la gente prefiere donar a organizaciones sin marcas. ¿Qué recomendarías y qué seguridad da Ayuda en Acción a los posibles socios para que puedan invertir sin miedo a que su donación llega a los beneficiados?
Nosotros empezamos como elemento de comparación, este trabajo en Colombia, México y Perú al mismo tiempo. Donde mejor funcionó, la sociedad que mejor se comprometió ha sido la peruana.
Lo que nosotros ofrecemos es muchísima transparencia y claridad en lo que hacemos. Tenemos un sistema de rendición de cuentas muy ágil. Tenemos la desventaja de no tener la marca que pueden tener otras organizaciones globales, pero somos una organización con más de 35 años de experiencia a escala internacional, muy profesional y apegada a lo que hacemos. Además, muy fácil de auditar. Nuestros socios se pueden comunicar directamente con los beneficiarios, para que no seamos nosotros quienes les dicen lo que hacemos con su dinero. El mismo beneficiario es el vocero de ello. Más del 85% de los fondos que recibimos está destinado a nuestros proyectos.
Nuestras cuentas que están auditadas por organismos multilaterales, por fundación Lealtad en España y es una cuenta infinitamente abierta. Lo que ofrecemos es mucha transparencia y queremos llegar a personas de manera muy directa y sin intermediaciones.
¿Están alineando parte de sus programas de estrategia en torno a la ODS?
Nuestro trabajo está alineado con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hemos hecho a lo largo del año pasado, un trabajo muy concienzudo y profesional para trasladar los ODS a indicadores que sean medibles, para así poder decir con claridad cuántas personas y mejoras logramos con nuestra intervención. Este sistema está siendo referencia en algunos organismos y foros. Estamos muy comprometidos con la medición de todo lo que hacemos. Esto sirve para ver el impacto social que tiene las acciones de solidaridad de la gente que nos apoya para poder demostrarlo. Por supuesto, con una línea de sostenibilidad y agenda global importante.