En el 2013, uno de los proyectos de voluntariado de empleados de Cosapi fue premiado en el concurso Semillas Voluntarias de la Asociación Civil Trabajo Voluntario. Explíquenos en qué consiste este proyecto.
Voluntarios de Cosapi presentaron en el 2013 un proyecto de voluntariado con el que intentaron convocar a voluntarios. Junto con otras empresas, resultaron ganadores del concurso Semillas Voluntarias y obtuvieron un capital semilla para poder llevar a cabo el proyecto.
Cuando nuestros voluntarios ganaron el concurso, se presentó su iniciativa a Cosapi y la empresa decidió poner el resto de financiación necesaria para realizar el proyecto. En primer lugar se creó un grupo de 20 que luego fue creciendo y se hizo un trabajo que llamamos Mi casa, mi fortaleza que constaba en la capacitación a una población en particular a modo de piloto para el reforzamiento de viviendas de adobe. Se hizo en Catapalla, Cañete, un lugar donde la mayoría de casas son de adobe, todas tienen muchísimos años, han pasado por diferentes sismos y en cualquier momento puede llegar cualquier sismo que destruya todo el pueblo.
Nuestros voluntarios buscaron un lugar comunal y se hizo la capacitación ahí mientras que reforzábamos todo el local. A la mitad del proyecto nos dimos cuenta de que los locales comunes que tenían eran muy largos pero no tenían ni una sola columna. Si se reforzaba la pared, se iba a caer entera y podría representar un peligro. Entonces, junto con los mismos pobladores se hicieron las columnas. Íbamos todos los fines de semana para trabajar con ellos y durante la semana se asignaban tareas para que los pobladores pudieran ir avanzando y tomaran la obra como algo suyo. Durante varios meses se reforzó todo y desde entonces, los mismos pobladores de Catapalla van a reforzar otro local más que queda junto a la iglesia y las familias están recaudando el dinero. Nosotros nos he comprometidos en darles asesoría para ayudarlos.
¿En esta actividad de voluntariado participaron colaboradores de toda la empresa o de áreas concretas de Cosapi?
Este grupo surgió de una convocatoria a todo el personal que decía Arma tu proyecto y preséntalo. Se presentaron tres grupos y al final se fusionaron y se comprometieron con un único proyecto. A partir de ahí, mediante el boca a boca fue creciendo el grupo.
Nos comentaste que Cosapi financió parte del proyecto. ¿Por qué decidió la compañía involucrarse?
Hay dos motivos básicos. Primero porque el proyecto de capacitación en el reforzamiento de viviendas de adobe, está relacionado con nuestro rubro como empresa: la construcción. Walter Piazza, presidente del directorio, era en ese momento presidente de CAPECO, que tenía una iniciativa de ciudades más seguras y vio una relación con ese programa. Por otra parte, el voluntariado logra obtener muchas iniciativas buenas de los empleados, como el liderazgo y el trabajo en equipos. Por eso, se decidió financiarlo.
¿Cómo creen que impacta el voluntariado corporativo en los empleados y en las comunidades?
El voluntariado ayuda a una integración, hay mejor comunicación entre los empleados. También hay un tema de liderazgo. En el caso de ‘Mi casa, mi fortaleza’, en las comunidades incluso encontramos un tema de género fuerte en Catapalla que nosotros mismos les fuimos cambiando a ellos. A Catapalla iban mujeres ingenieras a trabajar y los pobladores les preguntaban por el ingeniero hombre. Esto fue cambiando y al final los pobladores tenían mucho respeto a las mujeres y no tenían que esperar la aprobación del hombre.
¿Están trabajando en algún otro proyecto?
Estamos esperando la respuesta de una nueva comunidad por el centro del país que también es un tema de asesoría para que puedan reforzar sus casas de adobe. Esto partió como iniciativa del papá de una de las chicas que participó en el proyecto de Mi casa, mi fortaleza y le gustó mucho. También estamos haciendo el voluntariado de ‘Juntos Cosapi’ que se enfoca en mejorar la infraestructura educativa en zonas cercanas a nuestros proyectos. Principalmente en Lima y Callao porque es donde más gente tenemos reunida. Entre Lima y Callao tenemos cerca de 700 personas y más de 100 voluntarios.
Ahorita nos estamos enfocando en Pachacútec porque de los proyectos que tenemos en Lima y Callao, es el que tiene mayor necesidad. Lo que hacemos es reparar escuelas. El primero que hicimos fue en Villa Salvador porque ahí queda nuestro almacén central. Estaban buscando hacer en el Colegio, un inicial porque sino los niños dejaban de tener donde ir o tenían que irse más lejos. Entonces hicimos aulas prefabricadas, armamos áreas verdes, hicimos talleres con los niños, reparación de sillas y carpetas, talleres de reciclaje, cuentacuentos, incluso las psicólogas del área de Recursos Humanos hicieron un taller con papás, etc. La segunda vez nos fuimos a Pachacútec y reparamos juegos, las aulas, pusimos adoquines para que los niños puedan tener veredas y áreas verdes, hicimos el cerco perimétrico porque el colegio era medio abierto y los niños se les escapaban, etc.
¿Qué sigue para adelante?
En el caso de voluntariado queremos pasar a una segunda etapa. Hasta ahora hemos hecho actividades grandes con gran convocatoria de voluntarios pero durante un solo día. Es una bonita idea y tiene un bonito impacto pero los voluntarios no participan del proceso creativo.
Ahora nos estamos reuniendo con Infant, que está en Villa Salvador. Ellos están trabajando con los niños creando áreas de recreación, tienen un parque pero no tienen árboles ni jardines, tan solo tierra. Entonces, estamos hablando con ellos para hacer programas de arborización, creación de áreas verdes, reciclaje, conciencia, limpieza de la ciudad, etc pero todo trabajado con los niños. Es decir, que los niños creen sus propios mensajes de concientización. Todo ello para que cuando estos niños sean grandes, esto sea creación suya y lo cuiden y pase a sus propios hijos y tengan una conciencia. Es una forma de crear ciudadanos responsables desde niños. Este voluntariado lo que tiene diferente al anterior es que no es una actividad puntual sino que serán unos meses seguidos y lo ideal es que los empleados participen del proceso de creación del proyecto y tener una conexión a largo plazo con los niños.
¿La recepción de la gente para sus programas de voluntariado es inmediata o hay que motivarlos?
En el 2013 hicimos una encuesta sobre el tipo de voluntariado que les gustaría a los empleados. La mayoría de gente estaba interesada en niños y educación y por este motivo nos enfocamos en ello. También hablamos con los gerentes para ver cuáles eran las actitudes se querían reforzar con las actividades de voluntariado: trabajo en equipo, liderazgo, etc. De esta manera, logramos conocer son sus motivaciones y necesidades y son ellos mismos quienes se presentan para ser voluntarios.