A medida que avanza la revolución digital moderna, la huella de carbono de la industria tecnológica aumenta. De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el sector de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) representa aproximadamente entre el 2% y el 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). Dentro de este escenario, se estima que los dispositivos representan la mayor parte, entre el 60% y el 80%, mientras que los centros de datos contribuyen con aproximadamente el 15% de las emisiones de GEI de las TIC. Asimismo, según la Comisión Europea, se estima que el sector consumirá el 20% de electricidad producida en todo el mundo y será responsable del 5.5% de las emisiones de carbono para 2025.
Frente a este panorama global, es fundamental que trabajemos juntos como industria para aprovechar el poder de la tecnología y asegurarnos de que se utilice como una fuerza para el bien. La colaboración es sustancial si queremos encontrar soluciones para los retos medioambientales más importantes a los que se enfrenta el mundo. En este escenario, Intel ha sido un socio importante, ayudando a impulsar la innovación conjunta en iniciativas como la optimización de la placa base y el aumento de la eficiencia energética de los sistemas CPU y GPU a través de Intel Xeon de 4ª Generación, los procesadores de centros de datos más sustentables del sector. La intención detrás de este trabajo continuo es probar, demostrar y evaluar las posibilidades para desplegar ideas de diseño innovadoras y sostenibles a escala en toda nuestra cartera. Este enfoque en la eficiencia energética es esencial para nuestra visión de un mundo más sostenible. Pero no es solo una visión, es un compromiso respaldado por la acción y la innovación constante.
Es por ello por lo que hemos desarrollado una hoja de ruta para impulsar las reducciones y, en última instancia, lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en todas nuestras operaciones y cadena de suministro. Gracias a este tipo de iniciativas, hemos reducido nuestras emisiones de carbono en un 39%, lo que supera el objetivo inicial de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 10% por unidad para 2020, a partir de los niveles de 2010. Asimismo, desde el año 2000, nuestras emisiones de alcance 1 y 2 han disminuido cerca del 31% en términos absolutos, a pesar de que hemos ampliado considerablemente nuestra capacidad de fabricación. Por otro lado, estamos trabajando con la asociación industrial SEMI y la Semiconductor Research Corporation para establecer un programa de fabricación de semiconductores sostenible que se esforzará por desarrollar alternativas a estos productos químicos y, a su vez, estamos aumentando la eficiencia energética y reduciendo la huella de carbono total de nuestros productos y plataformas, lo que en última instancia ayudará a nuestros clientes a alcanzar sus objetivos de sostenibilidad.
Reducir el impacto ambiental de la industria tecnológica no es una tarea fácil, pero es vital si queremos proteger nuestro planeta y preservar su belleza natural. Es la única manera de acelerar suficientemente la economía circular y proteger nuestro planeta para las futuras generaciones. Sin embargo, también es importante reconocer que la tecnología no es una solución mágica y automática a todos los problemas del mundo, sino que debe ser desarrollada y utilizada de manera responsable y ética. Solo así la industria podrá mitigar correctamente los riesgos climáticos, generar valor al sector e identificar nuevas oportunidades para aplicar la tecnología en abordar los problemas más complejos de la sociedad. El escenario aún es desafiante, pero estamos en camino.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Ahorro Energético.