En el dinámico mundo laboral, la innovación y las habilidades blandas se han convertido en una misma moneda de dos caras, que se han integrado profundamente dentro de las organizaciones para caminar hacia un futuro incierto pero emocionante. Hoy, nuestra responsabilidad es liderar ética y ejemplarmente en medio de la incertidumbre, donde la agilidad y la tecnología serán nuestro día a día. En el reciente “Encuentro de Liderazgo en Ingeniería y Tecnología” promovido por la Universidad Católica San Pablo de Arequipa, distintos especialistas de diversos sectores compartimos puntos de vista sobre cómo promover el desarrollo de habilidades blandas que vayan de la mano de la innovación.
En este contexto, es fundamental reconocer que la innovación ya no es un lujo, es una necesidad vital a la que debemos adaptarnos, no podemos pensar que las cosas van a mantenerse iguales. Sin embargo, no se trata solo de adoptar las nuevas tecnologías, sino de fomentar una mentalidad innovadora con las habilidades blandas necesarias. Son los líderes los que debemos ser catalizadores de este cambio, alentando la creatividad de nuestro equipo sin temor al fracaso y formarlos en el desarrollo de las habilidades blandas que van a necesitar.
En los siguientes cinco años, muchas cosas van a cambiar; y, debemos prepararnos para ello. De acuerdo con el “Informe sobre el Futuro del Empleo 2023 del Foro Económico Mundial”, en los próximos cinco años, se espera que casi un cuarto de los puestos de trabajo (23%) cambien mediante un crecimiento del 10,2% y un descenso del 12,3%; es decir, que se prevé la creación de 69 millones de nuevos puestos de trabajo y la supresión de 83 millones, lo que supone una disminución neta de 14 millones de empleos, es decir, el 2% del empleo actual. El gran reto que tendremos será adaptarse, volver a adaptarse y readaptarse, como un proceso continuo, nada será estático. Tendremos la gran oportunidad de reinventarnos una y otra vez.
Para salir airosos frente a estos desafíos, los especialistas señalan que será importante no conformarse con tener una o dos “hard skills”, sino que deberemos desarrollar más, pero preferentemente vinculadas con las tecnologías que se prevé se irán implementando en las organizaciones en los siguientes cinco años. Esas tecnologías identificadas en el informe antes señalado son: Plataformas digitales y aplicaciones, tecnologías de educación y desarrollo de la fuerza laboral, big-data analytics, internet de las cosas, computación en la nube, encriptación, ciberseguridad, etc.
En paralelo, serán de relevancia nuevas “core skills” que potencien la eficacia y las habilidades para trabajar con otras personas, tales como: Resiliencia (que se puso muy de moda durante la pandemia y que se quedará en medio de nosotros como una competencia clave), flexibilidad, agilidad, motivación, autoconciencia, empatía, escucha activa, mentoring, etc. Estas habilidades son esenciales para mantener la cohesión y el bienestar de todo el equipo, y así enfrentar los desafíos con valentía. Fomentar la educación continua y el desarrollo personal será esencial también para garantizar que los colaboradores estén listos para los desafíos que el futuro les depara.
Inspirar una cultura de innovación y cambiar paradigmas es un gran desafío, pero no es imposible. Como líderes, nuestro deber es promover la diversidad de pensamiento. La innovación no solo se trata de tecnología, sino de repensar la forma en que hacemos negocios, interactuamos con los clientes y creamos valor.
Es el momento perfecto para lanzarnos con entusiasmo a lo desconocido y liderar el camino hacia un futuro lleno de posibilidades. Ahora más que nunca, debemos abrazar la innovación, enfrentar la incertidumbre con valentía y liderar con certeza. Recordemos que lo único constante es el cambio, que el futuro es ahora y está lleno de promesas y oportunidades que las generaciones del futuro deben aprovechar.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Innovación Sostenible.