Esta tendencia y necesidad surgió en las empresas con matriz extranjera, extendiéndose hasta las empresas locales de otros países, incrementando las mediciones sobre las operaciones. Estos espacios mantienen una relación directa con qué tan sostenible es su operación, como un espejo que nos refleja como nos vemos.
“Esta es una tendencia que seguirá en el largo plazo y eso es muy positivo para nuestras ciudades. Por ello, desde hace años realizamos inversiones adicionales para que nuestros complejos de oficinas tengan criterios de sostenibilidad. Esto por ejemplo ha resultado en que el Centro Empresarial Real de San Isidro es el espacio con mayor concentración de certificaciones LEED. Que un edificio cumpla con los criterios LEED requiere de una inversión adicional, pero es una inversión con retorno positivo”, señaló Gary Moncada, Gerente Comercial de Centenario Oficinas.
En Perú, en su capital Lima, se encuentra el Centro Empresarial Real de San Isidro, en ella residen las principales empresas del país -entre extranjeras y nacionales- donde trabajan en sus oficinas. Este centro está compuesto por 6 edificios con certificados LEED, tanto Silver como Gold, emitidos por el US Green Building Council (USGBC), siendo el único complejo de oficinas del país en contar con esa cantidad de certificaciones. La certificación LEED evalúa aspectos como la sostenibilidad en los materiales de construcción, la innovación en el diseño para priorizar recursos ecoeficientes, la eficiencia energética, la calidad del aire interior, el uso responsable del agua, entre otros altos estándares primordiales.
Como las oficinas cumplen con los criterios de sostenibilidad en el sector inmobiliario, también impactan de manera positiva en otro aspecto: la calidad de vida de las personas que operan en estos espacios. En el Centro Empresarial Real de San Isidro, se han integrado áreas verdes que apuntan a mejorar el bienestar de las personas, al igual que la habitabilidad de los espacios comunes.
“Al proporcionar ambientes de trabajo con entornos agradables y respetuosos con el medioambiente, el bienestar de las personas se ve positivamente impactado. Esto mejora la propuesta de valor hacia sus trabajadores y está probado que tiene un efecto en la atracción y retención de talento. Además de reducir el impacto ambiental, para nosotros es clave que las organizaciones perciban este efecto positivo de corto plazo”, menciona Moncada.
Este tipo de tendencias ayudan a que la calidad de vida de las ciudades mejore y se creen espacios de trabajos cómodos y respetuosos con el medio ambiente, todo en base hacía un futuro sostenible.