La industria energética, históricamente dominada por hombres debido a una variedad de factores históricos, culturales y sociales, experimenta un cambio paulatino en su composición de género. Aunque sectores como la extracción de petróleo y gas, y la generación de energía eléctrica han sido predominantemente masculinos, recientes iniciativas promueven una mayor inclusión femenina en estas áreas.
Sin embargo, el porcentaje de mujeres aún es inferior dentro del grupo de profesionales con carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Asimismo, un informe de EY de 2019 reveló que, aunque el número femenino en la industria energética ha incrementado desde 2014, al final del periodo solo representaba el 17% de la fuerza laboral y apenas el 15% en posiciones de alta dirección.
Estas cifras demuestran la necesidad de continuar promoviendo la diversidad y la inclusión en el sector para superar los desafíos relacionados con la representación de género. Iniciativas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU establecen metas claras, entre ellas, la igualdad de género y el empoderamiento femenino, esenciales para lograr un cambio sostenido.
Por su parte, las compañías energéticas a nivel mundial y en América Latina comienzan a reconocer la importancia de implementar políticas de igualdad. Diferentes iniciativas lideradas por mujeres en áreas como energías renovables, eficiencia energética y gestión responsable de recursos han ganado reconocimiento por su contribución a prácticas empresariales más éticas y sostenibles.
No hay duda de que las mujeres en la industria energética brindan una diversidad de perspectivas o amplia gama de enfoques y soluciones a problemáticas tradicionales, además del talento y las mejoras en el rendimiento empresarial. Su participación en el sector no solo ayuda a fortalecer la dinámica interna de una compañía, sino que también contribuye significativamente al desarrollo de tecnologías limpias y al avance hacia una economía más verde y sostenible.
Además, se ha notado un aumento en el número de féminas que optan por carreras en campos relacionados con la energía, un indicativo positivo hacia la diversificación del sector. La digitalización también ha facilitado una mayor inclusión, haciendo que las oportunidades laborales sean más accesibles a través del trabajo remoto y reduciendo las barreras físicas que históricamente han limitado la participación femenina en determinadas áreas de esta industria.
El camino hacia la igualdad de género en el sector energético requiere un esfuerzo colectivo, que vaya desde la educación básica, aumentando el interés y las oportunidades de las niñas en la educación STEM, hasta la implementación de políticas inclusivas en el ámbito laboral.
Para lograr este objetivo, se necesitan acciones concretas, como destacar los casos de mujeres inspiradoras y exitosas, eliminar los prejuicios, promover la igualdad en los procesos de contratación, oportunidades de trabajo y ascenso laboral, basándose únicamente en la capacidad y las aptitudes, sin importar el género. También se puede crear una comunidad de apoyo para mujeres en la industria, con un espacio seguro para compartir experiencias y conocimientos. Asimismo, la participación activa en ferias y eventos de empleo dirigidos a profesionales mujeres es una forma eficaz de atraer su talento al sector.
Este conjunto de propuestas y medidas pretende transformar la cultura laboral y organizativa del sector, buscando erradicar las barreras y desafíos específicos que enfrentan las mujeres para su plena incorporación y avance profesional. Reducir la brecha de género en la industria energética no es un cambio de corto plazo y requiere un enfoque integral que aborde múltiples actores, desde organismos internacionales hasta gobiernos locales. Además, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, nosotros como comunidad y sociedad, debemos ser también agentes de cambio.
El reto sigue siendo grande, pero los avances son evidentes y el sector energético global está en un proceso de transición, no solo tecnológico sino también cultural, esforzándose por ser más inclusivo y representativo. El enfoque en educación, la promoción de políticas de igualdad y la adaptación a nuevos modelos de trabajo son fundamentales para seguir impulsando la participación de las mujeres en esta industria vital para el futuro sostenible del planeta.