En el corazón de la Amazonía peruana, donde el verde infinito se funde con el sustento diario de miles de familias, una revolución silenciosa está tomando forma. Cáritas Diocesana de Yurimaguas está transformando la vida de 167 familias a través de un ambicioso proyecto agroforestal que no solo promete alimentar bocas, sino también nutrir sueños y preservar el pulmón del mundo.
El proyecto, que cuenta con el respaldo financiero de Cáritas Española y Adveniat, está reescribiendo el futuro de 21 comunidades amazónicas en Yurimaguas. En un territorio que abarca 2,977 hectáreas -equivalente a más de 4,000 campos de fútbol- las familias están aprendiendo a convertir la tierra en un activo sostenible que combate la pobreza extrema sin sacrificar el tesoro natural que les rodea.
«Estamos presenciando una transformación sin precedentes en la forma en que nuestras comunidades interactúan con el bosque», señala la dirección del proyecto. «No se trata solo de cultivar; estamos sembrando futuro».
El corazón palpitante de esta iniciativa son los 24 viveros comunales estratégicamente distribuidos en la región. Estos centros de vida no solo producen especies forestales tradicionales como marupa, capirona y la codiciada caoba, sino que también albergan el futuro económico de las familias con cultivos comerciales de cacao y cítricos. De las 1,595.75 hectáreas ya identificadas y mapeadas, 144 se han transformado en Sistemas Agroforestales (SAFs) activamente gestionados por las familias beneficiarias.
La innovación del proyecto radica en su enfoque integral. Más allá de la simple entrega de recursos, el programa incluye:
- Capacitación técnica especializada en manejo agroforestal
- Implementación de módulos de abono orgánico para garantizar la sostenibilidad
- Desarrollo de estrategias de comercialización que conectan directamente con mercados potenciales
- Un plan pionero para la comercialización formal de madera certificada a partir de 2025
El proyecto marca un hito en la conservación ambiental y el desarrollo económico de la región. La certificación en proceso con la Gerencia Regional de Desarrollo Forestal y de Fauna Silvestre (GERFOR) no solo legitimará la producción maderera, sino que establecerá un precedente para futuras iniciativas de desarrollo sostenible en la Amazonía.
Este modelo de desarrollo, que equilibra la preservación ambiental con el progreso económico, podría convertirse en el estándar para futuros proyectos de desarrollo en la región amazónica, demostrando que la prosperidad y la conservación no son mutuamente excluyentes.
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