En el corazón de las lomas de Quebrada Río Seco, a solo una hora de la ciudad de Lima, entre Lurín y Pachacamac, ocurre un evento natural inigualable, que solo puede verse con la llegada del invierno, a partir de junio: la Flor de Amancay, símbolo de nuestra ciudad, comienza a florecer, cubriendo el paisaje invernal con su característico color amarillo.
Esta flor, única en las lomas de Lima, tiene un significado muy especial para la ciudad. En el siglo XVII, los antiguos limeños disfrutaron su belleza durante los singulares paseos y cabalgatas que se hacían por la Fiesta de Amancay, el 24 de junio, donde abundaban los platos típicos y se danzaba al ritmo de la zamacueca. Con el paso de los años, la flor inspiró a artistas, compositores e intelectuales, quienes la incluyeron en canciones, pinturas y poemas.
Hoy, esta especie, que florece una vez al año y por poco tiempo, se encuentra en situación vulnerable, debido al crecimiento urbano no planificado de los espacios aledaños a las lomas. Por ello, la conservación de este ecosistema es vital para la preservación de esta flor.
El Santuario de Amancay de UNACEM es uno de los pocos refugios naturales de Lima Metropolitana donde se puede apreciar esta especie excepcional de nuestra flora. El espacio de cerca de 800 hectáreas ha sido reconocido por el Ministerio del Ambiente como la primera Área de Conservación Privada (ACP) de Lima Metropolitana. Además de contribuir a la conservación de este importante ecosistema y la Flor de Amancay, el Santuario se ha convertido en un lugar ideal para disfrutar del ecoturismo, practicar deportes en familia o con amigos, y realizar actividades educativas vivenciales y lúdicas para sensibilizar sobre su cuidado.
“En UNACEM trabajamos por el bienestar de las comunidades y la protección del medio ambiente. Desde hace más de 30 años, contribuimos a la conservación de las lomas costeras a través del Santuario de Amancay, un refugio natural único, en el que conviven más de 90 especies de flora y 89 de fauna. Tenemos la responsabilidad de seguir conservando esta área natural, que se ha convertido en un espacio de esparcimiento y encuentro con el medio ambiente, donde se conectan deporte, naturaleza y sociedad. Nos llena de orgullo que esta Área de Conservación Privada sea un reflejo de nuestro firme compromiso con la sostenibilidad”, nos dice Julia Sobrevilla, Directora de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad del Grupo UNACEM.
Esta Área de Conservación Privada de UNACEM forma parte de los esfuerzos que realiza esta empresa peruana, de manera voluntaria, en su objetivo por construir un mundo sostenible, cuidando y protegiendo el medio ambiente y propiciando el bienestar de los peruanos.
“Grupo UNACEM ya tiene una hoja de ruta cementera para todos los países donde opera, con el fin de alcanzar la carbono neutralidad para el año 2050. “Este es un objetivo transversal en el cual promovemos e impulsamos diversas iniciativas enfocadas en disminuir la huella de carbono en la industria. Alineados a esos objetivos, tenemos el compromiso de reducir el impacto ambiental de todos nuestros productos al 2030. Además, tenemos prevista la reducción del uso de combustibles fósiles y trabajamos por incrementar la eficiencia eléctrica y térmica en nuestro proceso productivo. A ello se suma nuestra apuesta por desarrollar nuevas tecnologías, acciones y procesos que conlleven a mitigar las emisiones de CO2 en la fabricación de cemento y a invertir en soluciones basadas en la naturaleza.”, indica Carlos Adrianzén, Gerente de Seguridad, Medio Ambiente y Sostenibilidad de UNACEM.”
Un espacio abierto al público
A propósito del Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora el 05 de junio, UNACEM desea reiterar su compromiso con la conservación de la biodiversidad, y hace una invitación al público a visitar de forma gratuita el Santuario de Amancay, ubicado entre Pachacamac y Lurín, donde podrán también practicar actividades recreativas y deportivas, como trekking, trail running y ciclismo, rodeado de una gran cantidad de flora y fauna, así como visitar zonas arqueológicas prehispánicas.
Entre el 24 de junio y el 15 de julio es la mejor temporada para disfrutar de este paraje natural, pues es cuando florece la Flor de Amancay, permitiendo al visitante un contacto especial con la naturaleza. Cabe indicar que el Santuario está abierto todo el año y su ingreso se realiza previa inscripción para garantizar la capacidad de carga y la seguridad de los visitantes.
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