En Perú, durante el mismo periodo, se deforestaron cerca de 2.3 millones de hectáreas de bosque amazónico. Mediante la investigación Spatial spillovers and the relationship between deforestation and malaria, evidence from the Peruvian Amazon revela que existe una relación entre la deforestación y el aumento de casos de malaria en las regiones amazónicas del Perú.
Aunque los programas de cooperación internacional lograron reducir drásticamente los casos de malaria en Loreto entre 2005 y 2010, los casos volvieron a aumentar, alcanzando más de 60,000 en 2014. Ante esta situación, el gobierno peruano implementó el programa Plan Malaria Cero de 2017 a 2021, con un presupuesto de aproximadamente 6.5 millones de dólares.
El Impacto de la Deforestación
La deforestación no solo altera los microclimas, sino que también impulsa a los vectores de la malaria a buscar nuevos lugares para reproducirse, lo que puede aumentar los casos de la enfermedad en áreas afectadas por la deforestación y en sus alrededores.
“Con ello, se sugiere que la influencia de la deforestación en los contagios de malaria podría extenderse más allá de las áreas locales afectadas por la deforestación hacia áreas vecinas o contiguas”, sostiene Julio Aguirre, profesor e investigador de la Universidad del Pacífico.
Investigadores han descubierto que por cada 1,000 hectáreas deforestadas en ciertas regiones amazónicas del Perú, se generan aproximadamente 69 nuevos casos de malaria, tanto en los distritos locales como en los vecinos. Además, se estima que los costos asociados a la deforestación, incluyendo los gastos de los programas de control de la malaria, pueden llegar a millones de dólares, lo que puede socavar los beneficios económicos esperados de mejorar la salud de la población.
Propuestas desde la Academia
Julio Aguirre destaca la importancia de la coordinación entre el Ministerio de Salud y otras entidades encargadas de implementar programas de desarrollo que puedan resultar en deforestación.
“Las futuras políticas del gobierno en la Amazonía peruana deberían considerar los trade-off entre los beneficios económicos de la deforestación y el costo asociado con el aumento de la incidencia de la malaria”, resalta.
En el marco del nuevo programa “Plan hacia la erradicación de la malaria” para el periodo 2022-2030, es fundamental que los formuladores de políticas se comprometan a considerar no solo la incidencia de la malaria, sino también la dinámica de la deforestación. Esto significa que deben adoptar propuestas integrales que aborden tanto la salud como el medio ambiente.
Es importante que se implementen medidas de control de la malaria en áreas afectadas por la deforestación, al tiempo que se promuevan acciones para frenar la deforestación y promover la conservación de los bosques. Al abordar estos dos aspectos de manera conjunta, se pueden lograr avances significativos en la lucha contra la malaria y en la protección del medio ambiente.
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