Vivimos en una época en donde los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes. Por ello no resulta extraño que el 2024 haya sido catalogado como el año más cálido de la tierra registrado hasta el momento. Es por ello que las industrias, especialmente la de construcción, la cual contribuye con aproximadamente el 35% de emisiones de gas de efecto invernadero, tienen un papel fundamental en la mitigación de este fenómeno. En Perú, donde de acuerdo con un estudio de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico la brecha de infraestructura para el período 2016-2025 asciende a US$159.549 millones, el desafío no solo es construir más, sino construir mejor y de manera sostenible.
La construcción sostenible es un eje clave para responder a esta necesidad. Según una encuesta de Ipsos del 2023, el 84% de los líderes de sostenibilidad afirma que sus empresas ya cuentan con una estrategia formal en esta área. Sin embargo, aún hay un 12% que se encuentra en etapas iniciales. Esto refleja un progreso significativo, pero también la urgencia de acelerar los esfuerzos. La transición hacia prácticas más responsables no solo es vital para reducir emisiones y cuidar el planeta, sino también para responder a las demandas de consumidores cada vez más conscientes. De acuerdo con Kantar IBOPE Media, el 65% de los peruanos estaría dispuesto a pagar más por productos ecoamigables y el 73% cambiaría su estilo de vida para beneficiar al medioambiente.
En ese sentido, la industria de la construcción tiene la responsabilidad de liderar la transformación hacia un modelo más sostenible, adoptando tecnologías limpias, optimizando procesos y promoviendo el uso de materiales Eco-Eficientes. Un ejemplo en esta dirección es el desarrollo de cementos de menor impacto ambiental que el cemento tradicional Tipo I, como el Ultra Armado HE de Cementos Pacasmayo, que permite una reducción aproximada del 5% en las emisiones de CO₂ gracias a su menor contenido de factor clinker/cemento, alineándose con la Hoja de Ruta de la Industria del Cemento 2030.
Asimismo, es fundamental educar a los consumidores y a las autoridades del sector público sobre la importancia de elegir materiales responsables. La educación en sostenibilidad debe ser integral, abarcando desde las escuelas hasta los espacios de decisión política. Es crucial crear conciencia sobre cómo cada elección de material puede impactar significativamente en el medioambiente. Los beneficios no son únicamente ambientales, sino que se extienden a dimensiones económicas y sociales, contribuyendo a desarrollar ciudades más resilientes, seguras y preparadas para los desafíos del cambio climático. La transformación requiere un compromiso colectivo y una visión compartida de responsabilidad.
La descarbonización de la construcción no es solo una meta técnica, sino un cambio de paradigma que exige el compromiso conjunto. Las empresas deben ser proactivas en la integración de soluciones innovadoras y sostenibles, mientras que desde el Estado se deben fomentar políticas públicas que incentiven estas prácticas. Por ejemplo, en Perú ya contamos con un Código de Construcción sostenible donde se menciona las formas de construir y al impacto ambiental de los materiales. La difusión y entendimiento de este código es vital para los planes de reducción de emisiones de la industria.
La construcción sostenible no solo es posible, sino indispensable. Las decisiones que tomemos hoy serán las que definan la calidad de vida de las generaciones futuras. Se debe apostar por una industria que no solo erija estructuras, sino que también construya un futuro más responsable y consciente para todos.
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