El plástico es uno de los materiales con peor fama cuando hablamos de medio ambiente y contaminación. Es así como, a la fecha, la mayoría de los esfuerzos se han centrado en limpiezas de ecosistemas, manejos de residuos o en otros casos en prohibir y/o reducir el uso de plástico. Sin embargo, el plástico está presente en numerosos productos de nuestro día a día ya que es un elemento versátil y resistente, con un potencial de innovación inherente. Debido a esto es que los plásticos deben desempeñar un papel crucial en la economía circular.
La economía circular busca imitar a la naturaleza con el objetivo de que “los productos de hoy sean los recursos del mañana” de acuerdo con la Fundación Ellen MacArthur, ya que, en la naturaleza, los organismos, recursos y materiales hacen parte de ciclos que son infinitos y que no generan desechos, porque todo se transforma y fluye cumpliendo diferentes funciones.
En el caso de una economía circular del plástico, el informe Turning of the Tap: how the world can end plastic pollution and create a circular economy propone un cambio sistémico que resuelva de raíz la contaminación de plásticos que combine la reducción del uso problemático e innecesario del plástico con una transformación del mercado hacia la circularidad de los plásticos. Esto se logrará a través de: la reutilización, el reciclaje y la reorientación-diversificación, así como la adopción de medidas para hacer frente al impacto histórico de la contaminación por plásticos.
En lo que respecta a reciclaje, el informe hace hincapié en la importancia de acelerar el mercado del reciclaje de plásticos para garantizar que reciclar se convierta en un negocio económicamente más rentable: promete ahorrar 200.000 millones de dólares al año, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 25% y crear 700.000 trabajos adicionales. Además, se estima que reciclar puede reducir la contaminación en un 20% adicional para el 2040.
Por otro lado, el informe Breaking the Plastic Wave: Top Findings for Preventing Plastic Pollution señala que la transformación a una economía circular del plástico debe estar acompañada de otras medidas urgentes. Una de ellas consiste en mejorar los sistemas de recolección de basuras, especialmente, en los países de ingresos bajos y medios, que aún cuentan con grandes deficiencias. También es necesario aumentar la capacidad para reaprovechar el plástico que ya está circulando en el sistema y asegurar la correcta disposición de aquellos desechos que, a pesar de los esfuerzos, no fueron reciclados, esto con el fin de que no lleguen al ambiente.
Finalmente, para lograr implementar esta solución de manera exitosa resulta necesario que entendamos que todos los países debemos trabajar bajo un sistema de corresponsabilidad entre el sector público que regula y el sector privado que produce, así como que los consumidores interioricen cuál es su rol en la cadena de reciclaje y que esta sea cada vez más formal. En suma, absolutamente todos debemos intervenir y hacernos responsables.
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